Premio Castilla y León de las Letras con Luis López Álvarez

Arcadio Pardo: 'Me interesa que mi obra resista y perdure en el tiempo'

El poeta vallisoletano, afincado en Francia, comparte el Premio Castilla y León de las Letras con Luis López Álvarez

César Combarros / Ical

En su domicilio parisino, en el país donde reside desde hace más de medio siglo, Arcadio Pardo (Beasain, Guipúzcoa, 1928) recibió a media tarde del pasado miércoles la comunicación de que había sido galardonado con el Premio Castilla y León de las Letras 2015, ex aequo con el poeta berciano Luis López Álvarez. Tras acoger la noticia con "sorpresa" y "satisfacción", confiesa a Ical que es para él "un orgullo" encontrar su nombre incorporado al listado de los ganadores, "poetas y escritores que han aportado una obra digna a nuestro tiempo". Hijo de un ferroviario procedente de Palacios de Benaver (Burgos) y de la hija de otro ferroviario con raíces en Pozaldez y El Carpio (Valladolid), residió en el País Vasco hasta los seis años, y con siete años, tras el estallido de la guerra civil, ancló su vida en Valladolid, de donde saldría cumplida la treintena, rumbo a Francia.

Llegó a Valladolid con siete años y aquí realizó sus estudios primarios, secundarios y universitarios. ¿Qué recuerdos guarda de su llegada a esta tierra?

Llegamos a Valladolid en 1936: la guerra. Sin escolaridad oficial. Dos maestras sin destino recogieron a algunos chavales del barrio. Terminada la guerra, empecé la secundaria en el Instituto Zorrilla.

¿Cuándo despertó su pasión por la poesía?

Hacia mis catorce años.

¿Qué es, para usted, la poesía?

La poesía es la realidad. La realidad más real y verdadera; el poeta la encuentra en su presente, en su entorno, en las realidades desaparecidas. El poeta ve la realidad en las apariencias y detrás de las apariencias. El poeta descubre y dice su descubrimiento. Más aún: el poeta preserva la realidad de su desaparición y es el conservador de la inmensa variedad del mundo.

En 1945, con apenas 17 años, funda junto a Manuel Alonso Alcalde y Luis López Anglada la revista de poesía ‘Halcón’. ¿Qué buscaban con ella?

En la edición facsímil publicada por la Fundación Jorge Guillén en 2003 hay una introducción mía en la que lo explico. Se trataba de crear una revista distante a la vez de Garcilaso y de Espadaña, que eran consideradas ambas políticamente comprometidas. ‘Halcón’ fue una revista abierta, generosa, sin compromisos.

Con 32 años sale de España rumbo a París. ¿Sufrió un choque cultural?

No, yo ya era catedrático de francés cuando llegué, y una vez allí junto a otro catedrático creamos el Liceo Español de París para atender a los hijos de los emigrantes de la década de los 60. Aquel trasladó me ha aportado el ensanche hacia lo demás y la gran experiencia de la ajenidad de la que tratan mis libros. Yo me siento bien, incorporado a la lejanía. Debe de ser algo atávico que persiste en mí y me enriquece.

¿Qué relación mantiene con Valladolid actualmente?

Agosto, siempre en Valladolid. Y antes, navidades y semana santa. Mis estancias en Valladolid se van espaciando, por exigencias de la edad. Pero sigue viva lo que en un poema mío aparece así: ‘la atracción de los páramos’.

Ha comentado en alguna ocasión que es un hombre sin premios, con la salvedad del Premio de Poesía José Luis Núñez de Sevilla para su poemario ‘Suma de claridades’ en 1982. Después del Premio Castilla y León parece que no podrá seguir diciendo lo mismo.

Bueno, dos premios no son muchos. La verdad es que no he concursado, de modo que un premio a un libro y este Premio Castilla y León vienen a ser como dos paréntesis que cobijan mi obra.

En la lista de ganadores figuran Antonio Gamoneda, Claudio Rodríguez, Francisco Pino, Victoriano Crémer, José Ángel González Sainz, Jesús Hilario Tundidor o Fermín Herrero, entre otros. ¿Cuál es su relación con la obra de ellos, como lector?

Conozco y aprecio desde hace tiempo la obra de los cuatro primeros, y también la de Tundidor. A Pino y a Crémer los tengo enredados en mi propia biografía. Cada uno de esos tiene una personalidad muy definida. Pero confieso que conozco menos la obra de los más jóvenes.

Repasando el palmarés del Premio de las Letras la poesía tiene un protagonismo del que no siempre disfruta dentro del mundo literario o de las librerías. ¿Cómo lo valora?

Claro que a uno le halaga ser conocido y se hable de su obra. Pero no es esa la razón de la escritura. No me preocupa que mi nombre suene. Lo que sí me interesa es que mi obra resista y perdure en el tiempo y sea siempre una sorpresa que ofrezca aperturas hacia lo que a todos, creo, nos preocupa.