Nieves se contagió de coronavirus al principio de la pandemía. Casi un año después la fatiga y el cansancio continúan, también otras muchas secuelas. "Perdí el olfato el 23 de marzo y a día de hoy no lo he recuperado. Cada vez se me caía más el pelo; en la piel me siguen saliendo erupciones", nos cuenta. Son las secuelas de lo que se denomina Covid persistente.

En el caso de Judith los síntomas vinieron meses después de pasar la enfermedad. "Me empecé a encontrar mal. Yo veía que bajaba unas escaleras y me cansaba. Me dolía el pecho", explica. Problemas que les impiden hacer vida normal y para los que no hay solución.

Una cuarta parte de las personas que han sufrido COVID-19 no se han recuperado del todo. La mayoría son mujeres. Por eso piden que se les realicen más pruebas y un protocolo específico para tratar a estos pacientes.