Se decía de las gallinas castellanas negras que eran las preferidas de la reina Isabel La Católica y, de hecho, algunos ejemplares viajaron con Colón en su segundo viaje a América. Es una de las razas autóctonas más antiguas de España y durante mucho tiempo la que pobló los corrales domésticos de gran parte del país en general y de las tierras castellanas en particular. La importación de razas más productivas la llevó casi a la desaparición, pero un grupo de criadores repartidos por toda España se ha propuesto recuperarla y mejorar su genética para que sea más productiva.

Como todas las razas autóctonas, la gallina castellana negra es una de las que mejor responden a la producción en extensivo, a la intemperie, y el aumento de la demanda de productos ecológicos puede suponer la tabla de salvación de esta gallina, con uno de cuyos huevos se cree que Cristóbal Colón explicó su intención de llegar a las Indias.