Basado en la autogestión, La Parrala es un ejemplo de trabajo colaborativo en el mundo del teatro. Un edificio público, con una gestión privada, basada en las decisiones por asamblea, convierte a un antiguo colegio en un verdadero laboratorio de artes escénicas. Danza, teatro, clown, títeres... 30 compañías conviven en un espacio en el que la unión hace la fuerza y en el que, además de actores, viven artesanos que construyen escenarios o modistos que se encargan del atrezzo. Una verdadera ciudad en miniatura y caso único en España.