El Arcón

T12/E17: La huella de los pastores de Belén en Ledesma

Cuentan las crónicas medievales que en tiempos de las cruzadas ocurrió algo extraordinario en Ledesma, que sigue a la orilla del Tormes

Cuentan que uno de sus vecinos, aguerrido caballero cristiano, se enroló como cruzado. Nos lo imaginamos cruzando el puente viejo camino de un largo viaje a Jerusalén. Un ledesmino dispuesto a liberar Tierra Santa del dominio de los turcos. Años después, dejando atrás el fragor de las batallas, llegó la hora de volver, magullado, pero vivo. Dicen que entró por el puente Mocho, que aún abre sus ojos romanos en la ribera del Cañedo, y que traía unas reliquias de los santos lugares. El cruzado se llama Micael Dominiquiz y contó a los suyos que en el interior de una torre de Jerusalén encontró un cofre abandonado, en su interior había huesos humanos, tijeras de esquilar, zurrones de pastor y un texto con tres nombres: Isacio, Josef y Jacobo. Eran los restos de los tres pastores que primero llegaron a adorar al Niño en el pesebre, tras anunciárselo un ángel en aquella fría noche de la primera Navidad. Micael Dominiquiz donó la arqueta a la iglesia de San Pedro y Santiago, en Ledesma