Aquel programa fue el inicio de una guerra que ganó el turismo arqueológico en los valles de Benavente gracias a las infraestructuras que se crearon: aulas, centros de interpretación, conjuntos megalíticos y yacimientos. La ruta arqueológica por los valles de Benavente se convirtió en todo un reclamo para turistas y escolares. La historia, que tuvo lugar en el valle de Vidriales y la vega del río Eria, se convertía en páginas abiertas de la historia en las que todos podíamos leer, sin dificultad, lo que allí ocurrió. Desde la Edad del Hierro, los tiempos celtas o la época romana. Y, mucho antes, si nos ajustamos a la presencia de los dólmenes.
Los valles de Benavente siguen siendo, aunque algunos no lo crean, el tesoro, los tesoros, de la arqueología regional. Y, a pesar de su olvido, se mantienen con bastante dignidad las instalaciones que un día se crearon para ser interpretadas.