CAMPO | Soria

Ágreda aspira a incrementar este año la producción de cardo para abastecer la fuerte demanda

  • El alcalde de la villa soriana manifiesta que se trabaja en la mecanización y transformación del producto.

Cultivo del cardo rosa en la localidad soriana de Ágreda. Un trabajador ata los cardos uno a uno antes de que éstos sean enterrados con la máquina - C. Serrano / ICAL
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La villa de Ágreda prevé incrementar la producción de cardo rojo, un producto genuino y único de la localidad soriana, que aspira a obtener la Indicación de Origen Protegida. El alcalde de la localidad, Jesús Manuel Alonso, explicó que el aumento de la producción deriva de la fuerte demanda de los últimos años y el auge del producto, que actualmente se sirve "con una mejor presentación y libre de tierra".

Alonso subrayó que debido a que todavía no se ha perfeccionado la mecanización de la producción solo se puede abastecer al 20% de la demanda, una cifra "escasa" que se prevé duplicar. "En un plazo de cinco años creemos que el producir cardo será una alternativa laboral para muchos jóvenes que creen en el producto", mantuvo.

"El futuro pasa porque se haga una mecanización que permita un trabajo mínimo en el campo a un coste razonable y en eso trabajamos en ese momento. En un plazo de cinco años esperamos que tengamos un producto que sea fácil de trabajar, frente a lo que suponía antes a un coste razonable y que nos permita colocarlo en el mercado", precisó para apuntar, además, que trabajan en perfeccionar el atado del cardo, es decir, emparrar el vegetal para "ganar tiempo y que el producto sea más uniformado y con las pencas más rectas".

Asimismo, Alonso insistió en que paralelamente a la mejora de la mecanización se trabaja en una mejor presentación de este vegetal de la temporada invernal. Para ello, una empresa de Madrid trabaja en buscar fórmulas para ofrecerlas en el mercado, entre las que destaca el confitado.

Tradicionalmente, el cultivo del cardo en Ágreda se ha venido realizando de forma artesanal y en pequeñas explotaciones.

El proceso comienza en primavera con la siembra de la planta y finaliza en diciembre. Cuando llega el frío, los agricultores lo tapan con una montaña de tierra de más de 2,5 metros de alto con el fin de salvaguardarlos de las bajas temperaturas y favorecer su maduración. Es la tierra, rica en hierro, la que imprime ese tono rosado a la verdura y que le hace tener un sabor único y característico. Este proceso, sin embargo, es arduo y costoso.