El veterano realizador argentino Héctor Olivera regresa a la Semana Internacional de Cine de Valladolid para participar por primera vez en el concurso de la Sección Oficial con su último largometraje, ‘El mural’, un proyecto "largamente acariciado", según explicó a los medios, que le ha acompañado durante los últimos 60 años. La película fue acogida con tímidos aplausos y algunos pateos en el pase matinal.
‘El mural’ describe la estancia del pintor mexicano David Alfaro Siqueiros en Argentina, donde llegó en 1933 exiliado de su México natal por sus ideas comunistas. La situación que se encuentra en Buenos Aires, tampoco es muy propicia. Poco antes, y con el apoyo del diario ‘Crítica’, promovido por el magnate Natalio Botana, se produjo una serie de golpes de Estado en Argentina que llevó al poder a los militares y el derrocamiento de Hipólito Irigoyen, dando comienzo a ‘la década infame’.
Siqueiros comienza a impartir charlas ‘revolucionarias’ en una asociación de amigos del arte, donde conoce a Botana, que le invita a realizar un gran mural en el sótano de su casa. Ante la imposibilidad de plasmar la gran obra revolucionaria para las masas que siempre soñó, el pintor decide aceptar la propuesta y se traslada a la villa del empresario, acompañado por su esposa, la poeta uruguaya Blanca Luz Brum, y cuatro ayudantes que con el tiempo se convertirían en artistas de gran relevancia: los pintores argentinos Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, y el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro.
La creación de la obra ‘Ejercicio plástico’, que tras un proceso de restauración este mismo año se exhibirá de nuevo al público en el Museo de la Casa de Gobierno, es para Olivera el pretexto idóneo para viajar a unos años clave de la historia de Argentina, y desgranar la historia de personajes reales como los citados y el propio Pablo Neruda, por aquel entonces vicecónsul chileno en Argentina.
Los líos de faldas se suceden en la película, que refleja "el contraste entre el proceso creativo frente a las grandes pasiones que se desatan en las plantas superiores de la estancia", apuntó el cineasta, que reconoció que "durante muchos años" tuvo en mente contar la historia de los Botana, hasta que cayeron en sus manos las memorias de Pablo Neruda y descubrió que él también había mantenido un romance con Blanca Luz Brum en esa etapa.
Según explicó Olivera, los personajes del film eran "un regalo para los actores", algo en lo que coincidieron Ana Celentano (que encarna a Salvadora Medina, la esposa traicionada de Botana) y Bruno Bichir (que da vida a Siqueiros en su tercera adaptación a la gran pantalla, tras ‘Frida, naturaleza viva’, de Paul Leduc, 1986; y ‘Frida’, de Julie Taymor, 2002).
La actriz recordó que su debut en el cine llegó de la mano de Olivera en 1986 con ‘La noche de los lápices’, y se mostró "encantada" de haber vuelto a rodar a sus órdenes "después de tanto tiempo". "La película cuenta una etapa muy complicada en la historia argentina, a través de personajes muy influyentes", añadió.
Bichir, por su parte, confesó el "placer absoluto" por poder colaborar con un director al que admira "profundamente desde hace muchos años". "Siqueiros siempre fue un personaje muy complejo y controvertido, y este proyecto es de lo mejor que me ha pasado en mi vida a nivel profesional y personal. El resultado ha sido una película bellísima de la que me siento muy orgulloso", aseguró.
Por otra parte, cuestionados sobre el fallecimiento ayer del ex presidente argentino Néstor Kirchner, el equipo de la película, representado por Celentano, manifestó su "consternación". "El suyo fue un Gobierno que apoyó notablemente a los artistas, que tras 80 años conseguimos gestionar nuestros derechos con él. Ha sido el mejor Gobierno democrático que ha tenido argentina, sobre todo para las clases más humildes", sentenció la actriz.