La innovación tecnológica está transformando el sector agrario y agroalimentario de Castilla y León, donde ya se observan avances tanto en las explotaciones como en un ecosistema empresarial en crecimiento que desarrolla nuevas soluciones para el campo.

Un ejemplo claro son los cultivos de frutos rojos, donde la tecnología ha cambiado por completo la forma de planificar. Lo que antes dependía de ciclos largos y estimaciones poco precisas —“Yo planto hoy y voy a producir en 8 o 9 meses”— ahora se ajusta gracias a predicciones detalladas que permiten saber cuándo y cómo se va a producir cada cosecha. “Realmente vas a producir en esta semana, de esta forma, en base a unas predicciones”, explican desde una de las explotaciones que ya trabajan con estos sistemas.

La información combinada —“como si fuera una coctelera”— permite minimizar riesgos, mejorar rendimientos y reducir coste; una ventaja que ya conocen varias explotaciones de este tipo en la comunidad.

Otra muestra del avance tecnológico es Sativum, una herramienta desarrollada por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL) que facilita la gestión de parcelas a miles de agricultores. La aplicación permite saber cuántas semillas o qué cantidad de fitosanitarios son necesarios, y en qué zonas concretas se deben aplicar para optimizar la producción. “En las zonas donde más necesitas y en las que menos para tener mejor rendimiento”, destacan sus responsables. Una información que, nuevamente, se traduce en ahorro de costes.

La incorporación de nuevas generaciones al campo, muy familiarizadas con la tecnología, acelera esta transición. La Junta de Castilla y León prevé ampliar estas ventajas con una nueva apuesta tecnológica dirigida al sector primario y agroalimentario, que dará a conocer en los próximos días.