El mundo mira la exitosa lucha de Israel contra el coronavirus. Este país está consiguiendo doblegar la tercera ola de la pandemia a pesar de una fuerte presencia de la contagiosa variante británica del COVID-19. Buena parte del resultado se debe a un confinamiento de la población que limita los movimientos a un kilómetro del domicilio y a una eficiente campaña de vacunación. En poco más de un mes ha administrado las vacunas de Pfizer y Moderna a casi la mitad de sus nueve millones de habitantes. Incluso ha comenzado a inyectar la primera dosis a jóvenes de entre 16 y 18 años con el objetivo de que puedan hacer exámenes presenciales. Han constatado el éxito de las vacunas, solo veinte personas se han infectado de las más de 128.000 que han recibido la segunda dosis y todos de manera leve.

Además, Israel no ha tenido problemas para recibir las vacunas. Lo ha hecho pagando el triple que otros países y aceptando ser el banco de pruebas de las farmacéuticas.