COSTUMBRES

El calvario de Lim: Los pies de 'flor de loto'

  • Los pies de 8 centímetros suponían el ideal de belleza de las mujeres chinas
  • Se conseguían rompiendo los huesos a las niñas y oprimiendo el pie con vendas

Reuters

Los pies de Lim Guan Siew representan el que una vez fue el ideal de la belleza femenina en China. Sin embargo, a sus 93 años, esta anciana que ahora vive en Malasia preferiría haber conservado su forma original.

Lim, cuya familia huyó de la provincia de Fujian (en el sur de China) en 1946 durante la guerra civil del país y se estableció en Malasia, nació en 1917 y le vendaron los pies por primera vez a los siete años de edad.

El vendaje de pies fue oficialmente prohibido en 1912, pero las familias continúan practicándolo a pesar de ser ilegal, especialmente en áreas remotas.

"Se creía que las mujeres empezaron a vendarse los pies siguiendo el ejemplo de una hermosa mujer llamada Danji. Ella fue también la causa de que un emperador de la dinastía Shang perdiese su país. Desde entonces, las mujeres que no tuviesen los pies vendados eran detenidas", explica la anciana de voz suave en su casa en Sekinchan, una pequeña ciudad malaya a unos 90 kilómetros de la capital.

En lugar de los pies de "flor de loto dorada" de 8 centímetros que muchas familias ricas aspiraban a que sus hijas tuvieran, los pies no consolidados de Lim han crecido hasta medir algo menos de 13 centímetros de largo, pero todavía necesita zapatos especiales, fabricados especialmente para ella.

Lim es una de las pocas mujeres de origen chino que todavía tienen que vivir con su deformidad. Muchas ya han fallecido.

Años de calvario

A los siete años, la madre de Lim inició el proceso de ruptura y vendaje de los pies de su hija para lograr el ideal de perfección de la época. A Lim le llevó más de un año volver a andar con unos pies que habían sido moldeados para ajustarse a un ideal que pervivía en algunas zonas de China desde el siglo X.

"Es doloroso e incómodo. Los tiempos han cambiado, ahora los pies están más bonitos sin vendar", dice Lim sonriendo mientras admira sus zapatos nuevos, hechos a mano por un zapatero de Malasia cuyo negocio se especializa en la fabricación de zapatos para mujeres con pies de "flor de loto dorada".

Los zapatos de cuero minúsculo de los que Lim está tan orgullosa provienen de 'Wah Aik', una tienda en la ciudad costera de Malaca, a unos 200 km de distancia, que en otros tiempos se dedicó a cubrir las necesidades de la comunidad china en este país principalmente musulmán del sudeste asiático.

"La mayoría de los zapatos se venden a los turistas como souvenir, aunque a veces tenemos pedidos de señoras de pies vendados, pero muchos menos que antes", dice Tony Yeo, que posee una tienda en un barrio muy popular entre los turistas.

Yeo Ing. Tong, Tony y Yeo Yeo Raymond, son la tercera generación de zapateros en la empresa familiar que se fundó en 1918.