CONCIERTO EN VALLADOLID

Springsteen arrasa en el Estadio José Zorrilla con un lleno histórico

  • 'The Boss' logró reunir a cerca de 34.000 seguidores
  • El músico ya ha grabado con fuego su nombre en la historia cultural de la ciudad

Ical / Valladolid

No lo consiguieron Michael Jackson, Depeche Mode ni la pléyade de grupos convocados en las cuatro ediciones celebradas hasta la fecha del Valladolid Latino. Ni siquiera los Rolling Stones, antes de que sus Satánicas Majestades cancelaran su cita in extremis el mismo día de su concierto en la ciudad. Anoche tuvo que ser Bruce Springsteen, una leyenda que encarna el más puro espíritu del rock, quien abarrotara hasta los topes el Estadio José Zorrilla, para regalarle a Valladolid su primer lleno histórico en un concierto inolvidable.

En torno a 34.000 personas estiraron más allá de sus propios límites el aforo del coliseo futbolístico, y accedieron de forma ordenada e ininterrumpida al recinto desde las 18.000 horas hasta que tres horas y veinte minutos después, aparecía en el colosal escenario Roy Bittan, acordeón en ristre, para marcar el inicio de la fiesta interpretando un pasodoble que nadie pudo identificar, por mucho que algunos quisieran ver en él los acordes de la esperada tuna 'Vallisoletana'.

Tras él, uno a uno los integrantes de la E Street Band desfilaron ante el público hasta la irrupción de Springsteen, un músico que ya ha grabado con fuego su nombre en la historia cultural de la ciudad. Fue ‘Badlans’, al igual que en la mayoría de sus conciertos de la actual gira, el tema encargado de abrir la noche, con el 'Boss' entonando 'Badlands', un canto al inconformismo con más de 30 años a sus espaldas y el poso de un himno.

A continuación, otras dos bombas de relojería como 'No surrender' (del imborrable 'Born in the U.S.A') y 'Night' (uno de los temas favoritos de la banda en vivo desde los años de 'Born to run'), que arrancó con los acordes del inmenso Clarence Clemons al saxo, después de que el jefe le susurrara al oído que cambiaban sobre el setlist previsto.

Así llegó la comunión total con el público, gracias a 'Hungry heart', que dejó pasó al primer tema de la noche en el que echaba un vistazo a su último trabajo discográfico, 'Working on a dream'. La puesta en escena del corte épico que abre ese álbum, 'Outlaw Pete', fue memorable, con videoproyecciones de áridos parajes del oeste norteamericano mientras Springsteen se desgañitaba en el imparable crescendo del estribillo, para enfundarse ya en su tramo final un sombrero de cowboy ante el enfervorizado público.