Toro es una localidad situada en una atalaya que lo convierte en un balcón privilegiado al Duero cuya vega forma aquí unas vistas inconfundibles e inolvidables. Esta situación hace enormemente fáciles y accesibles las comunicaciones con Zamora, Valladolid e incluso, Madrid. Tan estratégica es su situación que en esta Vega tuvo lugar, el 1 de marzo de 1476, la famosa batalla de Toro entre los partidarios de Juana 'La Beltraneja', por un lado, y los de su tía Isabel 'La Católica', por otro, y que fue el origen de la actual unidad de España, según muchos historiadores.
Pero el origen de Toro se remonta mucho más atrás, de lo que puede dar muestra el toro o verraco celtibérico que hoy ocupa un lugar de entrada a la ciudad y de recepción de visitantes junto al Arco de Santa Catalina, una de las antiguas puertas de las murallas que algún tiempo atrás rodearon y protegieron a Toro. Tres fueron los recintos amurallados que existieron alrededor de la población.
Y Toro también descubrió el Nuevo Mundo junto a Cristóbal Colón en 1492 pues fue el vino de aquí el que Colón llevó en sus carabelas hasta América y del que toma su nombre la embarcación 'La Pinta'. El descubridor de América también pasó por aquí y se alojó en el palacio de los marqueses de Catre (hoy desaparecido) antes de partir rumbo a Las Indias. Tal viaje fue posible, en gran parte, gracias a Fray Diego de Deza, amigo personal y confesor de Isabel 'La Católica', que intercedió por Colón ante la misma y que, por cierto, también era toresano.
A Toro también está ligada la reina Católica por otros tantos hechos ya que su padre, el rey Juan II, nació aquí. Por si fuera poco, en el extinguido palacio de las Leyes se dio lectura al testamento de la reina Isabel y se proclamaron las 83 Leyes de Toro que se recogían en el mismo y que son la base del Código Civil actual. En este palacio también se proclamó reina de Castilla a su hija, Juana 'La Loca', en 1505.
Toro, cuna de reyes y de leyes, también fue morada y aposento de ilustres familias castellanas como los Ulloa, los Bustamante, los condes de Alcañices, los Frontaura, Pedro I 'el Cruel'... y hasta de Teresa de Jesús y del conde-duque de Olivares, que murió aquí en su destierro.
Toro esconde, además, multitud de 'secretos' y tesoros entre los muros de los numerosos conventos, palacios e iglesias que copan la ciudad en casi cada plaza o callejuela. Aunque, sin duda, su joya más ilustre y admirada es la Colegiata de Santa María la Mayor, símbolo de la ciudad que alberga en sí otras tantas otras de arte como su pórtico de la Gloria o de la Majestad, la imagen de la Virgen embarazada, un antiguo calvario de marfil y carey o el famoso cuadro de 'La Virgen de la mosca'.
Tras un cuarto de siglo inutilizada, se ha recuperado su singular plaza de toros (una de las más antiguas de Castilla y León) y es que Toro es el primer municipio español que reconoció a la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial.
No podemos olvidar la denominación de origen Toro de vino que, hoy en día, tras existir aquí desde tiempos prerrománicos, sigue siendo uno de los principales sustentos y valores de Toro. La D.O. Toro cumple, además, 30 años en 2017.
El penúltimo capítulo de esta Historia inconclusa de Toro está en 2016, año en el que ha sido sede de la última edición de Las Edades del Hombre, AQVA. Porque aquí el agua se convierte en vino y viceversa.