Cencerros, cornamentas, telas de saco, pieles, crines, varas, hojas de árbol, agallones, ramas de piorno y, sobre todo, máscaras, cada una con su peculiaridad. El Festival de Máscaras y Danzas Abulenses Mascarávila cumplió este sábado su tercera edición en Casavieja, después de los celebrados en Pedro Bernardo y Hoyocasero, y lo hizo con éxito de público y contenido.
Cinco mascaradas locales y una llegada desde Cantabria protagonizaron un encuentro que busca consolidar y dar visibilidad a unas tradiciones casi olvidadas, pero tan valiosas y espectaculares que se erigen en sí mismas en aliciente turístico.
Con la organización este año de los Pastores de Casavieja y la Asociación Siempreviva de Pedro Bernardo, esta manifestación cultural, símbolo del rico patrimonio etnográfico abulense y con reminiscencias ancestrales, se completó con la actuación de cerca de una decena de grupos de música y danza de la provincia y de Cáceres, así como con el desarrollo de talleres, conferencias, exposiciones y un mercado de artesanía.
Varios miles de personas, entre 7.000 y 8.000 según el alcalde de la localidad, Francisco Jiménez, se dieron cita en este punto del Valle del Tiétar abulense para disfrutar de Mascarávila. Después de que por la mañana se hubiera dado el pistoletazo de salida al evento con un acto institucional en el salón de plenos del Ayuntamiento, el cual dio paso a las distintas charlas y talleres y a las rondas abulenses por las calles, el meollo del festival se vivió por la tarde, ya con la localidad preparada para la ocasión, tras habilitar un aparcamiento a las afueras del pueblo y un autobús gratuito para llevar a los asistentes.
Poco antes de las 17.00 horas, el casco viejo acogió el inicio de un sonoro y alegre pasacalles en el que se fueron entrelazando las seis mascaradas con los grupos folclóricos. Así, el recorrido de los Zarramaches de Casavieja, los Cucurrumachos de Navalosa, los Machurreros de Pedro Bernardo, las Toras de El Fresno y los Harramachos de Navalacruz, además de La Vijanera de la localidad cántabra de Silió, hicieron retumbar el centro de Casavieja, dejando boquiabierto a más de uno y asustando con sus 'embistes' a niños y mayores.
Además de las sugerentes máscaras y el inconfundible sonido de los cencerros, los tambores o los calderos, expresiones artísticas autóctonas que sacan a la luz la identidad y las raíces de los pueblos, el encuentro también sirvió para dar a conocer la música y los bailes tradicionales de la provincia, en especial las danzas del paloteo.
De esta manera, se contó con la participación del grupo de dulzainas Resiste y de de Navalacruz, así como con las rondallas de Pedro Bernardo y Piedralaves y las zambombas y los calderos de Los Pastores de Casavieja. En el apartado de danzas, mostraron su aplaudido arte el grupo de Hoyocasero y el grupo y El Maquilandrón de Piedralaves, así como el Grupo de Jotas de Pedro Bernardo. Como danzantes invitados gustaron, y mucho, los Negritos de San Blas de Montehermoso (Cáceres).