Tiedra se sitúa en las estribaciones occidentales de los montes Torozos, justo donde la paramera se derrumba estrepitosamente dibujando una imaginaria frontera entre la Tierra de Campos y el Campo de Toro. Este dominio visual sobre interminables kilómetros de planicie, hizo que los Vacceos habitaran el lugar, mediado el primer milenio a.C., y establecieran una ciudad que la romanización llamó Amallóbriga.
A partir de la Edad Media, la villa será moneda de cambio frecuente en las alianzas de reyes, nobles, obispos y señores.
La actividad comercial y la bonanza económica de sus habitantes a finales del siglo XIX y principios del XX, llena las calles de edificios desmesurados.
En Tiedra hoy se resumen con toda claridad los devenires históricos y artísticos de los reinos de León y de Castilla. Un lugar de visita obligada, para recorrer con tranquilidad. Imprescindible visitar en Tiedra, entre otros, su magnífico castillo y su torre del homenaje, la ermita de Nuestra Señora de Tiedra Vieja, la Iglesia del Salvador, o la Plaza Mayor donde sorprende el Ayuntamiento: un hermosísimo edificio de silería y ladrillo donde se yuxtaponen elementos arquitectónicos inspirados en diferentes estilos artísticos.