Alrededor de 250 personas trabajan en el Centro del Cáncer de Salamanca. Un espacio de referencia en la batalla contra los tumores que sin embargo está en una situación de mera supervivencia. Los recortes en las partidas públicas han mermado su capacidad de competitividad y hay algunos grupos punteros que incluso se están planteando marcharse a otras comunidades. Todo ante el riesgo de ver interrumpidas líneas de investigación.

El laboratorio de Atanasio Pandiella trabaja en un ambicioso proyecto de análisis de la resistencia al tratamiento de un tipo de cáncer de mama, el HER-2 negativo. Sólo puede seguir adelante gracias a la financiación privada, en este caso de la Asociación Contra el Cáncer. Otros proyectos tuvieron peor suerte y han tenido que ser abandonados.

En teoría, la Junta comprometió en 2011 una partida anual de 1 millón de euros para sostener los gastos de funcionamiento del centro, pero ni en 2012 ni este año se recibirá el dinero. Eso obliga a malabarismos en la gestión y a una pérdida de competitividad que puede lastrar el futuro de este emblemático espacio.