¿Cómo se elabora un espumoso?
Los espumosos son vinos con gas disuelto. El gas se consigue haciendo que haya una segunda fermentación dentro de la botella, el CO2 que se produce no puede salir y se disuelve en el líquido. Para ello se utiliza un vino base al que se le añade una preparación de azúcar y levaduras (las levaduras se 'comen' el azúcar para transformarlo en alcohol en un proceso en el que se libera gas carbónico).
Clasificación según su método de gasificación
- El Tradicional, Traditionnelle o Champenoise: En el se somete el vino, una vez embotellado, a una segunda fermentación para producir el gas. Este proceso se aplica al champán y se considera el de mayor calidad.
- El Charmant: La segunda fermentación del vino se realiza en grandes tanques. Una vez gasificado se embotella. Es resultado final es optimo.
- El Gasificado: Se inyecta el gas en el vino, de manera industrial.
Vino Base: El mosto de uva, el vino o el resultado de la mezcla de mostos de uva o de vinos que tengan características diferentes destinados a obtener un determinado tipo de vinos espumosos.
Degüelle: Operación que se realiza a los vinos espumosos naturales elaborados mediante el sistema tradicional. Consiste en retirar las lias y posos procedentes de la segunda fermentación, acumuladas junto al tapón.
Crianza en rima: Se inicia en el momento que empieza la segunda fermentación en botella hasta su degüelle. No debe ser inferior a 9 meses.
En cinco de las nueve Denominaciones de Origen que existen en la Comunidad podemos encontrar estos vinos gaseados. Elaborados, en su mayoría, con el método tradicional y catalogados según su dulzura en secos, semisecos, brut, brut nature y rosados.
Sin embargo, la categoría que más predomina es el brut. Un caldo elaborado con el método tradicional o del Champenoise con una crianza en rima* de 9 meses y con degüelle* próximo a la Navidad (menos de 15 gr. de azúcar por litro). Un líquido con calidos reflejos dorados, suave y con burbuja persistente.
A estas alturas, más de una veintena de las bodegas de Castilla y León llevan más de dos décadas elaborando sus vinos espumosos. Una vocación que ponen de manifiesto en la seriedad con la que elaboran sus vinos base con destino a la segunda fermentación en botella, con los que se consigue este preciado líquido burbujeante.
Aunque desde sus inicios destaca el vino base* de la variedad verdejo, lo que convierte a la Denominación de Origen Rueda en la mayor productora de estos caldos, los espumosos castellanos y leoneses no sólo se encuentran en las bodegas vallisoletanas con D.O Rueda.
Las bodegas del Bierzo, Ribera del Duero, Cigales o Toro también se han sumado a la producción. Precisamente de estos dos últimos territorios nos llegan algunos de los vinos más singulares creados últimamente en la Comunidad, espumosos rosados y tintos de doble fermentación. Elegantes en la copa y con un recuerdo largo donde afloran aromas frutales.
Sin duda, los espumosos de Castilla y León son una sabia decisión para acompañar los momentos más significativos de nuestras navidades, y por qué no, de nuestras vidas.