Han pasado ya dos meses desde el inicio de la guerra en Ucrania. Desde entonces, cinco millones de ucranianos han salido del país. Más de la mitad permanece cerca de la frontera, en Polonia.

A Castilla y León han llegado ya más de dos mil refugiados ucranianos. Muchos están atendidos por el programa de asilo para refugiados en centros y viviendas sociales. Pero otra parte residen con familias de acogida. Desde que les ayudaron a salir del país, los voluntarios se están haciendo cargo de todo y estos refugiados no reciben ningún tipo de ayuda.

Sandra, una vecina de Valladolid,  no se arrepiente de poner a salvo a sus 'amigos' de la gimnasia. Tatiana y su hijo de 12 años llegaron a su casa hace más de un mes. Las dos señalan que 'están bien' aunque adaptándose a la convivencia. Este hogar de cuatro miembros ha pasado a seis en total.

Red Íncola y Cáritas han puesto en marcha un programa de acogimiento familiar, UcraniaVa. Ya cuenta con un censo de 80 familias voluntarias aunque todavía ninguna ha acogido a refugiados ucranianos. El coordinador, Eduardo Menchaca, recomienda 'no idealizar. Explica que la convivencia 'no es fácil' y que 'tienen que dejar momentos específicos para cada familia y momentos compartidos.' El programa propone una estancia máxima de 4 meses en un mismo hogar y que los refugiados pasen por distintas familias pero en la misma ciudad 'para que la familia de acogida no sea una carga económica, una carga emocional muy grande y pueda tener momentos de descanso'.

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