De los Andes, Perú a Revilla de Pomar en la montaña de Palencia. Allí encontramos una de las pocas explotaciones de alpacas de España.  En mayo es momento de esquilar a las alpacas. Una tarea nada sencilla. Un esquilador profesional que viene de Inglaterra suele tardar entre 15 a 20 minutos por animal y hay que atarlos al suelo con las patas extendidas. Su lana es una de las más cotizadas. Es la segunda más cara del mundo por su calidad. Su precio puede alcanzar los 100 euros kilo, mientras el de la mejor oveja merina es de dos euros.

¿Qué es lo que hace que sean tan especial? Se trata de una lana hipoalergénica y muy versátil. El hecho de que tenga las escamas cerradas impide que se agarren los ácaros y no produce alergia. Es un pelo semihueco, y se pueden confeccionar prendas muy finas o muy gordas. Originarias de Perú, han hecho de la Montaña palentina su nuevo hogar. Dice su dueño que "son muy curiosas pero muy, muy miedosas".

Una granja de alpacas, más allá de lo exótico, conllevan todas las dificultades de una explotación: combustible y materias primas a unos precios disparados y unos animales que requieren cuidados todos los días del año.

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