La Congregación de María Inmaculada es una esperanza para jóvenes desahuciadas. Aquí alberga también una residencia de estudiantes, para buscar una nueva oportunidad dejando atrás sus problemas.
Las jóvenes van a clase como el resto de sus compañeras de residencia en una apuesta por la inclusión social. Y gracias a estos cursos y talleres, por los que cada año pasan alrededor de cien mujeres, se labran un futuro diferente.
Los tiempos hacen que cada vez sean más las jóvenes necesitadas de apoyo. De hecho, están ocupadas trece de las quince plazas reservadas para este fin en el centro. Aunque las religiosas no cerrarán sus puertas a quien acuda en busca de ayuda.