Con la llegada de los toros y su desenjaule, los nervios crecen y los niños buscan la mirada cómplice de sus padres. En menos de cinco minutos, está todo preparado para que los toros salten a una plaza, que no tiene albero, pero sí muchos toreros y toreras.

Así se vive un encierro ecológico, cada vez más de moda en los programas de festejos de municipios grandes y pequeños, pues su coste no es muy elevado, y la diversión está asegurada. Pero, como en todo encierro que se precie, hay sustos, aunque sin consecuencias

Y aunque está diseñado para niños, padres, tíos e incluso abuelos, también los disfrutan. Otras de las ventajas es que este tipo de encierros puede celebrarse en cualquier plaza o parque, por eso, estos días de fiestas en Valladolid se han programado 11 encierros ecológicos.