El de gabarrero – los antiguos cortadores de troncos – es uno de los oficios más duros y exigentes de la Historia. La destreza y la fuerza física eran las máxima de esta actividad que, en la actualidad, ha quedado relegada al ámbito deportivo. En zonas como Segovia o determinados pueblos del País Vasco siguen siendo frecuentes las competiciones de cortadores.

La exhibición se divide en dos partes. En la primera se pone a prueba la velocidad del participante con un corte horizontal y otro vertical por parejas a turno libre Respecto a la segunda prueba, es de resistencia, y en ella hay que cortar ocho troncos a dos caras. Ésta última requiere más trabajo y, por tanto, dosificar mejor la capacidad física.

"Va un poco en función de la madera. Si la madera es fresca y está recién cortada, es más fácil abrir boca. Si la madera es seca, hay que coger menos porque al estar seca está mucho más duro", explica Emilio García, cortador de troncos.

La diferencia esencial que existe entre Castilla y León y el País Vasco es el tipo de madera utilizada en las competiciones. Mientras que en el primer lugar predomina la madera de pino, en el Norte es más común la de haya.