CENTRALES TÉRMICAS

Naturgy derriba la última de la chimenea de la central térmica de La Robla

Las 2.500 toneladas serán recuperadas para reciclar tras su voladura

Ical

El derribo de la chimenea de humos del Grupo I de la central térmica cambia por completo el skyline de la localidad leonesa dentro del proceso de desmantelamiento de su pasado industrial

Las 2.500 toneladas que pesa aproximadamente la chimenea del Grupo I de la central térmica de La Robla (León) demolida este miércoles a las tres y media de la tarde, serán recuperadas para su posterior reciclaje, según detallan fuentes de Naturgy.

La voladura, que supone un paso más en el proceso de desmantelamiento de las instalaciones iniciado hace un año, afecta en esta ocasión a la pequeña de las dos con las que contaba la planta, de 120 metros de altura y un diámetro a nivel del suelo de 8,5 metros, después de que el pasado mes de julio se procediera al derribo de la mayor, de 200 metros, tras la destrucción de las torres de refrigeración acometida en mayo.

Cuando concluyan las labores de desmontaje de las instalaciones, presupuestadas en 12,9 millones, Naturgy y Enagás tienen previsto ubicar, en los terrenos que la térmica ocupó desde 1970, la planta de hidrógeno verde más grande de toda España.

El proyecto, que requiere una inversión cercana a los 200 millones, contempla la construcción de una planta fotovoltaica de 400 megavatios y un electrolizador de hasta 60 megavatios que permitiría producir hasta aproximadamente 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable. Este combustible limpio y sostenible sería utilizado para cubrir consumo local, inyección a red gasista y posibilitar una futura exportación hacia el noroeste de Europa, según señalaron en su día los promotores.

El 28 de julio ya derribó una de las dos chimeneas de salida de humos de la central

"Zona minera y dinamitera", decían en su día de la cuenca de La Robla. Minera hace ya unos cuantos años que no lo fue tras el cierre de sus explotaciones y el concurso de acreedores de la Hullera Vasco Leonesa. Sin embargo, dinamitera sigue siéndolo. Aunque puntualmente y por otros motivos.

Un total 48 kilos de explosivos, 154 barrenos y otros tantos detonadores fueron este jueves, 28 de julio, los encargados de hacer volar por los aires la chimenea de salida de humo del Grupo II de la Central Térmica de La Robla. En unos escasos 40 segundos, 200 metros de historia industrial cayeron al suelo como si de una pluma se tratase. Sin embargo, su hermana pequeña, la segunda salida de humo de la central, perteneciente al Grupo I y con 120 metros de altura, se mantiene en pie a la espera de que se dé el visto bueno a su derribo.

La chimenea del Grupo II siguió de este modo los pasos de las torres de refrigeración de la instalación, con un volumen conjunto de unos 220.000 metros cuadrados y un peso de más de 9.000 toneladas cada una, que fueron derrumbadas el pasado 6 de mayo en tan solo cinco segundos.

La destrucción de los elementos más representativos de la central térmica de La Robla, no exenta de polémica para los vecinos de la zona que lamentan perder "sus emblemas", supone el avance del proyecto de desmantelamiento de la central térmica iniciado hace un año con un presupuesto total de 12,9 millones de euros y cuyas tareas se habían centrado hasta el momento de detonación de las torres de refrigeración en el achatarramiento de equipos tras la desaparición de las cintas transportadoras de carbón y el desguace de turbinas, alternadores y transformadores.

Medio siglo de actividad

Construida en el año 1970, la central térmica de La Robla fue un proyecto conjunto acometido desde el año 1965 por Hidroeléctrica de Moncabril, Hullera Vasco Leonesa, Endesa y Unión Eléctrica Madrileña. A primeros del mes de septiembre de 1971 se conectó a la red el Grupo 1, con una potencia nominal de 270 megavatios, mientras que el Grupo 2, con una potencia de 350 megavatios, comenzó a funcionar en noviembre de 1984.

Sin embargo, en febrero de 2020, 50 años después, fue la última vez que la central fue requerida por el operador del sistema eléctrico para generar energía debido a que España se encontraba en máximos de punta de consumo del entorno de 40.000 megavatios.

Naturgy registró el día 20 de diciembre de 2018 la solicitud de cierre de los dos grupos de la central térmica de La Robla, a pesar de haber apostado en un principio por sumir en ella las inversiones en desnitrificación y desulfuración necesarias para cumplir las exigencias de la directiva europea sobre emisiones para poder seguir en funcionamiento durante varios años.

El 28 de abril de 2020 la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia publicara publicó los informes sobre el cierre de las centrales térmicas leonesas de Compostilla II y La Robla y, después, poco más pudo hacerse. Así, un par de meses después, del 20 de junio, ambas centrales térmicas, a las que se sumó la de Velilla (Palencia), dejaron definitivamente de estar operativas después de que sus propietarias decidieran no llevar a cabo las mejoras medioambientales exigidas por Europa para poder continuar con su actividad.

Así, la desconexión definitiva de uno de los emblemas industriales de La Robla dejó en el aire un total de 120 puestos de trabajo, 80 de ellos directos y 40 indirectos a través de empresas auxiliares, como camioneros, seguridad y toda la industria de alrededor.

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