La sequía, la tuberculosis bovina, la enfermedad hemorrágica o la flexibilización de los criterios de la PAC han sido los principales frentes que han marcado el año agrícola y ganadero en Castilla y León.

Con dos años hidrológicos seguidos con muchas menos precipitaciones de lo habitual, la sequía era el principal problema del campo en este 2023. Embalses bajo mínimos, cultivos mermados y ganaderos con dificultades para conseguir agua para sus animales. Se activaron ayudas contra la sequía y se aprobó el Plan de Balsas, que pretende poner solución a la gestión del agua en próximos años. Pero los problemas también llegaron en algunas zonas bajo dos enfermedades. Primero fue la tuberculosis bovina, con sus múltiples maneras de contagio, y después la enfermedad hemorrágica epizoótica, para la que se activaron ayudas, no sin polémica con las opas y los plazos fijados. Se reclama una vacuna que parece que el Ministerio descarta. 

Donde sí hay consenso, finalmente es en la flexibilización de las condiciones de la PAC. Tras varios consejos agrarios, opas y Consejería han presentado un documento conjunto ante el Ministerio este mes de diciembre con varias reivindicaciones. En otros ámbitos, aumentaron los seguros agrarios, y dos años después de la aprobación de la ley de la cadena alimentaria, se continúan denunciando incumplimientos y retribuciones insuficientes para la producción en origen de los alimentos.