Tuvimos que adaptarnos a contrarreloj con guantes, gel hidroalcohólico y mascarillas. Ahora, una vez superada la pandemia, todavía nos encontramos restos que nos la recuerdan en diferentes establecimientos.

Desde alfombras de desinfección hasta geles que ya no funcionan. En universidades, administraciones públicas y gimnasios seguimos encontrando algunos de los carteles que nos recuerdan el uso de la mascarilla o la distancia de seguridad.

Empresas como Rotuvall, en Valladolid, dedicadas a la protección laboral, trabajaron a destajo para cumplir con la demanda. "De repente todo el mundo quería equipar sus negocios y la industria con cartelería en las puertas, en las entradas y ahí vino un boom que dimos salida como pudimos". Tres años después, las ventas han caído en picado: "igual que los guantes de seguridad, el lavarse las manos, que también había carteles de lavarse las manos, ya no tiene sentido, eso ya no se vende". Lo que durante un tiempo se convirtió en algo cotidiano, ahora, lo vemos propio de una película de ciencia ficción.

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