En este programa de Cuestión de Prioridades abordamos cómo ha cambiado en España, en muy pocos años, la sensibilidad social en todo lo referente a las agresiones sexuales. Hace unos días, un artículo de opinión de Manuel Jabois en El País recordaba el caso de aquella niña de 13 años de un pueblo de Alicante que fue violada en 1998 por un vecino y que, al contrario de lo que sucedería hoy, en aquel momento la víctima recibió el rechazo de la mayoría de sus vecinos. Tanto es así que, ante este ambiente asfixiante, la madre la envió a vivir a otra localidad. Siete años después, el agresor, en un permiso penitenciario, se acercó a la madre en plena calle para preguntarle por su hija.

Una madre que desde el mismo día de la violación empezó a tener problemas psicológicos, ansiedad, depresión, y que tras encontrarse cara a cara con el violador de su hija, no dudó en ir a una gasolinera, comprar una botella y rociarle y abrasarle la piel en un bar. Murió días después. La madre, Mari Carmen, fue a prisión cinco años. Ni ella, ni su hija recibieron nunca el apoyo de sus vecinos, y lo que es peor, las instituciones las dejaron desamparadas. Este artículo hacía referencia a un libro que cuenta esta historia y que ha escrito una periodista que cubrió el caso. Ella es Gema Peñalosa del diario El Mundo y el libro es 'Fuego', la historia de una mujer que buscó justicia en una botella de gasolina. 

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