Arévalo, cruce de caminos de reyes, reinas, religiones e influencias artísticas, mantiene en sus calles el aire de tiempos pasados. Durante siglos fue enclave fundamental en el control de Castilla y entre sus torres vio crecer a la joven Isabel I de Castilla. Sus caminos fueron recorridos por una de las comunidades mudéjares más importantes y numerosas de la península: personajes como el Mancebo de Arévalo, Mosé de León, Fray Juan Gil, Santa Teresa o Cervantes cruzaron sus puentes y murallas. Villa noble y leal, guardó lealtad al emperador Carlos durante el levantamiento Comunero de Castilla en su afán por preservar el último deseo de Isabel: que siempre permaneciera en la Corona Real.