El primer eslabón de la cadena es el agricultor. Cultivar una hectárea de patata les sale por unos 6.000 euros. Jesús Fernando nos cuenta que este año ha sido bueno y se ha movido en los 25 céntimos pero que en zonas como Salamanca ha rondado los 15 céntimos. Lleva toda la vida dedicado a este producto. Pide que se establezca un precio mínimo.
El segundo puesto de la cadena lo ocupan las cooperativas. En ésta, en el mes de febrero han comprado la patata a 15 céntimos y la han vendido a 20.
Después vendría el intermediario. Uno de puestos más polémicos. Ellos dicen que son quienes corren con los gastos de envasado y los riesgos de transporte. Dicen tener un beneficio del 7 u 8 por ciento. Pero al llegar a la fruteria nos encontramos con este precio: 0,65 euros el kilo.
En este otro establecimiento venden la patata a 79 centimos el Kilo y ellos la compran a 60.
Desde su precio en origen hasta el que paga el consumidor llega a haber un incremento incluso de un 400 por ciento. Una variación que es todavía más acentuada en otros productos como la cebolla, el puerro o la zanahoria.