El Patio Herreriano reivindica su contenido y continente en su 20 aniversario de la mano de dos 'figuras clave': Dora García y Juan Carlos Arnuncio

La Premio Nacional de las Artes y el arquitecto que diseñó el proyecto del Museo protagonizan sendas exposiciones con las que el centro celebra la efeméride

ICAL

"Con pompa y circunstancia", en palabras de la concejala de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valladolid, Ana Redondo, el Museo Patio Herreriano de arte contemporáneo español inició hoy las celebraciones de su vigésimo aniversario, abriendo el que tiene que ser, a su juicio, "un año estelar". Así, se levantó el telón de dos exposiciones con las que reivindica con fuerza tanto su contenido como su continente: ‘La máquina horizonte’, de la Premio Nacional de las Artes Plásticas 2021 Dora García, y ‘Una cuestión de tiempo’, dedicada al arquitecto Juan Carlos Arnuncio, responsable del proyecto de rehabilitación y acondicionamiento del espacio que ocupa el centro.

El 4 de junio de 2002 abría sus puertas en pleno corazón de Valladolid el MPH, un museo "con vocación claramente contemporánea", según explicó su actual director, Javier Hontoria, que en las dos últimas décadas "se ha consolidado como un referente del arte contemporáneo, gracias a un espacio singularísimo". 

Hontoria recalcó que las primeras exposiciones que han querido inaugurar con motivo del aniversario están protagonizadas por "dos figuras clave" en la historia del MPH, el autor de la renovación del edificio, responsable del estado actual de lugares como la Capilla de los Condes de Fuensaldaña ("uno de los grandes espacios de exhibición que hay en España, con un potencial asombroso e inagotable", a juicio del director), y la vallisoletana Dora García, con "una de las piezas emblemáticas de la Colección Arte Contemporáneo", en alusión a ‘La máquina horizonte’, creada en el año 2000 para la Bienal de Pontevedra y adquirida por la CAC poco después.

Un edificio fascinante

En declaraciones recogidas por Ical, Arnuncio explicó que, para él, "el MPH ha sido una historia fascinante desde el minuto uno", tanto por el equipo que trabajó en el proyecto (junto a él se encargaron del diseño original Clara Aizpún y Javier Blanco), como por las "enormes satisfacciones" que les ha regalado el propio Museo estos años. Su muestra, comisariada por Miriam Ruiz Íñigo, podrá contemplarse hasta el próximo 11 de septiembre, e incluye fotografías de Ricardo González y Ángel Marcos sobre el estado del edificio cuando se entregaron las obras, así como vitrinas transparentes que contienen dibujos personales de Arnuncio sobre este y otros proyectos (bosquejos que "tienen que ver con ese espacio entre lo racional y la intuición", explicó), un vídeo con imágenes aéreas a vista de dron sobre la capilla, y fotos de las instalaciones ‘site specific’ allí desarrolladas a lo largo de estos años, con artistas de la talla de Juan Muñoz, Eva Lootz o Soledad Sevilla, entre otros muchos.

Cuestionado sobre el mayor reto que supuso para él el proyecto, en el que empezó a trabajar tras ganar el concurso en 1995, Arnuncio subrayó que, a nivel técnico, fue intentar "que no se vieran ciertas cosas" precisas para el uso de la infraestructura como museo, como cuestiones relacionadas con la seguridad, climatización o iluminación, que fueron "muy complicadas de resolver en un edificio histórico tan heterogéneo". Centrándose más a nivel conceptual, el arquitecto explicó que el mayor desafío fue afrontar la recuperación de la Capilla, una estancia "singular" que tenía que funcionar como "buque insignia" de todo el Museo, ya que "todas las miradas de iban a centrar en ella".

Una realidad irreal

Por su parte, Dora García recordó su vinculación al MPH a través de diversos proyectos a lo largo del tiempo, y señaló que en la Capilla desarrolló en 2004 su instalación ‘Luz intolerable’ y su performance ‘La esfinge’, que aún hoy se mantiene viva circulando por otros museos de todo el mundo. Sobre ‘La máquina horizonte’, que se vuelve a exhibir al público con un montaje específico en la Sala 0, catorce años después de formar parte de la exposición colectiva ‘Parangolé’, señaló que le recuerda a "amigos muy queridos" como José Luis Brea, que siguió "de cerca" sus "pensamientos y evoluciones de esa época".

"‘La máquina horizonte’ evoca una inexistente novela de ciencia ficción. Hace referencia a un concepto artificial como el horizonte, que no es sino una conceptualización humana de un espacio que no existe, porque el horizonte se desplaza y es imposible alcanzarlo, salvo en ‘El show de Truman’", señaló aludiendo a leyendas como lo que hay al final del arcoiris. Su instalación se completa con dos fotografías de la falsa portada de esa novela imaginaria, y con un tríptico de imágenes tomadas por ella misma en la misma época titulado ‘Aliento’ y producido para la ocasión con la colaboración de una de las galerías que la representan, Juana de Aizpuru. 

Esas imágenes, detalló, "aluden a lo efímero de la realidad", haciéndose eco de un pensamiento explorado en sus novelas por el estadounidense Philip K. Dick: "La realidad es muy poco real, seguimos viviendo en una novela de Philip K. Dick", apuntó la artista antes de recalcar que el proyecto que ahora vuelve a mostrarse en público nació con una intención "mucho más literaria que sociológica".

 

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