Se llama protocolo de hipotermia sostenida y moderada. Es un mecanismo para los niños, que antes de nacer o durante el parto, han tenido una falta de oxígeno o de flujo sanguíneo y se piense que vayan a tener un daño cerebral.
Si el equipo médico considera que el recién nacido cumple todos los criterios para que se le aplique este sistema, se comienza a trabajar en el enfriamiento. Siempre en las primeras seis horas de vida.
En la hipotermia corporal se utiliza un chaleco que se coloca alrededor del tórax, en las extremidades y en la cabeza del pequeño. Mediante un aparato se consigue bajar su temperatura corporal. De los 36.5º-37º se pasa a 33º-33.5º centígrados. Un proceso que durará tres días. En las siguientes 24 horas ya se puede comprobar si ese cerebro está mejorando.
El protocolo establece un riguroso seguimiento del bebé. Se controla la temperatura cada 15 minutos y se monitoriza al recién nacido desde el punto de vista del corazón, el aparato respiratorio y el cerebro.
Esta técnica está permitiendo reducir la mortalidad y, sobre todo, la discapacidad. Transcurridas 72 horas se inicia el proceso inverso. Calentar al bebé. La temperatura va en aumento pero muy poco a poco para evitar espasmos.
El Hospital Río Hortega de Valladolid lleva casi un año utilizando este protocolo que también conocen en el Clínico de la misma ciudad y en el centro hospitalario de Burgos.