Mario de Fuentes charla con sus vecinos de Barruelo del Valle a la sombra en la plaza del pequeño pueblo de la provincia de Valladolid. Después, en el centro social de la localidad celebra con una cerveza el Día de San Isidro.
Nada extraño en un municipio de 70 habitantes donde todo el mundo se conoce. Esta imagen de cercanía es habitual en Barruelo ya que es uno de los ayuntamientos que mantiene el régimen de concejo abierto que permite que el gobierno del Ayuntamiento recaiga en la asamblea vecinal, donde todos los vecinos del pueblo acuerdan en un pleno municipal las decisiones más importantes, un claro ejemplo de participación abierta y de democracia real.
De Fuentes, el actual alcalde, explica que la gestión del Consistorio es lo más parecido a una comunidad de vecinos de un bloque de viviendas donde hay posibilidad de opinar, consensuar la decisión y, al final, votar el asunto. La mayoría de los vecinos aprobó que Barruelo contara con el concejo abierto y ya suma cinco legislaturas con este sistema de gobierno.
Y eso que la reforma de la ley electoral de 2011 permitía que los municipios de menos de 100 habitantes pudieran convertirse en corporaciones de tres concejales. "La legislación nos permitía renunciar al concejo abierto al inicio de esta legislatura pero ni nos lo planteamos porque era la mejor forma de gobierno, así que los concejales renunciamos a nuestras actas", recuerda. En cambio, precisa que muchos pueblos optaron por prescindir de esta figura medieval al justificar una agilidad en la toma de decisiones.
Mario de Fuentes lleva ocho años como alcalde, donde ha ido como independiente en la lista del Partido Popular, y ahora opta a la reelección con Vox en la misma situación. A sus 40 años, este profesor que vive en Valladolid y trabaja en Segovia asegura sentirse cómodo con el concejo abierto ya que permite alcanzar el mayor consenso posible en decisiones relevantes para su pueblo donde residen sus padres.
Ante las elecciones municipales del próximo domingo, Barruelo del Valle solo dispondrá de una papeleta para la elección de un concejal ya que solo existe un candidato por partido político. La persona que obtenga más votos será el alcalde para los próximos cuatro años, tras elegir a los dos ediles que le acompañarán durante la legislatura. "El alcalde y el teniente alcalde son los que llevan el día a día del Ayuntamiento aunque los asuntos importantes van al concejo abierto", explica De Fuentes.
Asuntos relevantes
Un pleno municipal ordinario, sin puntos en el orden del día, apenas cuenta con asistencia pero la afluencia a la asamblea vecinal es mayoritaria, con al menos un representante por familia, cuando hay que abordar asuntos de relevancia en Barruelo. Son temas como el destino de los planes provinciales, el presupuesto anual u otros de interés general como la sustitución de las luminarias de las farolas o el aglomerado de las calles. De ahí que, en ocasiones, el propio alcalde invita al técnico para explicar el proyecto a realizar y resolver dudas de los vecinos. "Aquí también se adoptan decisiones en contra de mi opinión pero no pasa nada porque así es la democracia", apunta.
Al margen de haber reducido la enorme deuda que arrastraba el Consistorio por la obra de la plaza, De Fuentes se muestra un firme defensor del concejo abierto. Tanto que aboga por que todos los municipios y entidades locales menores inferiores a 250 habitantes estén regidos por este sistema de gestión municipal compartida. Otra cosa es en municipios grandes aunque menciona algunos mecanismos y herramientas informáticas para que los proyectos relevantes cuenten con opiniones cualificadas de los vecinos. En ese sentido, muestra su oposición con las listas cerradas que solo fomentan la partitocracia.
Barruelo del Valle es una de las localidades que han funcionado esta legislatura con un concejo abierto, además de Villalán de Campos y Villamuriel. Pese a que los pueblos tienen que comunicar a la Consejería de Presidencia su transformación en concejo abierto, la realidad es otra y son pocos los que cumplen esta recomendación.
De ahí, la complejidad para conocer el número de municipios que están gobernados por las asambleas vecinales. A ello hay que sumar la elevada cifra de ayuntamientos con menos de 100 habitantes en Castilla y León. El Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge, a fecha 1 de enero, que había 635 en la Comunidad.
Algunas diputaciones como Zamora y Ávila han confirmado que no existen municipios con concejos abiertos en sus provincias mientras que la de Segovia explica que hay seis ayuntamientos (Cilleruelos de san Mamés, Navares de Ayuso, Navares de las Cuevas, Arahuetes, Alconada de Maderuelo y Tolocirio). En León funcionan con este sistema Castilfalé, Valdemora y Escobar de Campos y en Salamanca, 40 (Gejuelo del Barro, La Hoya, Peralejos de Arriba, Pozos de Hinojo, Monforte de la Sierra, La Sierpe y Brincones, entre otros). La provincia de Palencia cuenta con numerosos concejos abiertos en pedanías pero la Diputación solo tiene contabilizado Berzosilla como municipio.