Garoña lleva 12 meses cerrada, pero en el exterior, en el Valle de Tobalina, aún no se notan los efectos. Nuclenor sigue generando empleo, aunque ha bajado la contratación temporal.

Los 14 municipios situados en un radio de 10 kilómetros están ultimando un plan de desarrollo alternativo. La planta ha sido el motor económico de la comarca, per también ha tenido su lago negativo. Actualmente, el Valle de Tobalina, con 960 habitantes, ingresaba de la central más de 800.000 euros, que han permitido brindar a los vecinos unos servicios públicos de gran nivel.

Ahora toca mirar al futuro y en los negocios de la zona prefieren ser optimistas. De momento, Nuclenor seguirá ocupándose de los residuos durante 5 años, tras lo que Enresa se hará cargo del desmantelamiento, que se estima durará una década.