Detrás de cada instrumento hecho a mano hay un alma, la del artesano que lo elabora dejando así su propia impronta, una labor que cada día es más difícil de encontrar.
La empresa ubicada en Salamanca Ritual Sound se encarga de buscar y en muchos casos de recuperar aquellos sonidos ancestrales que tribus de todo el mundo utilizaban y que en algunos casos aún conservan en sus culturas para "despertar" su espiritualidad e incluso para encontrarse a sí mismos.
El alma de esta firma es Chema Rodríguez Pascual, un viajero incansable y amante de la música, que ávido por descubrir nuevos horizontes consiguió aunar sus dos pasiones para hacer de ellas su profesión, hasta convertir a su empresa en la única del país especializada en toda clase de instrumentos étnicos, artesanales y en definitiva, auténticas joyas etnográficas.
De hecho, Ritual Sound adquiere sus artículos a través de un contacto directo con las tribus y es el propio Pascual quien dedica seis meses del año a recorrer los lugares más recónditos del planeta en su busca. En ocasiones, añade, los accesos son complicados, como los que realiza al corazón del desierto del Rajhastán en la India para comprar un tipo de arpa de boca que crea un hombre en su chabola.
El interés que esta firma ha depositado en artículos que incluso ya no se fabricaban, ha provocado un "efecto" en las comunidades de las zonas de donde son originarios, que han visto una oportunidad de negocio en la fabricación de aquellos artículos que ya realizaban sus abuelos y los abuelos de estos. Algunos artesanos han vuelto a apostar por su cultura y tradiciones, como forma de ganarse la vida, facilitando así la transmisión de un legado de gran valor.
El propietario de esta firma confiesa que se trata de "una búsqueda sin fin", por lo que asegura que "morirá" y todavía no habrá terminado de descubrir nuevos sonidos que merece la pena transmitir a las generaciones futuras.
Por el momento cuentan con cerca de 400 referencias en su página web que están a la venta y que se han recopilado en diferentes lugares del mundo, encontrando objetos de Asia, América o África, como la flauta india bansuri, el instrumento aborigen australiano digeridoo, el gong o los tambores chamánicos, que debido a que ya no se fabrican de forma originaria, ellos reproducen artesanalmente y con elementos naturales, para respetar lo más fielmente posible la cultura de donde proceden.
Volver a las raíces
Aunque los nombres de algunos instrumentos son prácticamente impronunciables y tan sólo unos pocos entendidos han oído hablar de ellos, la técnica necesaria para arrancarles unas notas musicales es sencilla y está al alcance de todo el mundo a través de un "pequeño aprendizaje".
Pascual destaca que quien lo adquiere puede "volver a las raíces" de la concepción humana, ya que antiguamente todas las personas hacían música y tocaban instrumentos. Cantaban, bailaban y participaban de las ceremonias o rituales de su comunidad, aunque después había quien se distinguía por hacerlo mejor y se convertía en "músico profesional".
Sonidos que evaden
Por ese motivo, este comerciante asegura que "todos somos músicos", es decir, que cualquiera puede "hacer música" y expresar así lo que siente, cuando la herramienta que utiliza te ofrece esa posibilidad. Muchos de los instrumentos étnicos, en algunos casos milenarios, son básicos y fueron creados precisamente para que manos inexpertas lograran arrancar melodías.
El propietario de Ritual Sound explica que hoy en día estos sonidos también pueden ser sinónimo de salud. Según relata, cada vez son más los terapeutas que buscan formas de sanación más naturales.
Un cuenco tibetano, por ejemplo, además de emitir una melodía que "transporta a quien la escucha", emite unas vibraciones que se sienten nada más acercar las manos. Por ese motivo lo utilizan también los masajistas pasándolo por el cuerpo para conseguir "equilibrar la energía".
El tambor oceánico, continúa, reproduce el sonido del mar y por tanto quien lo escucha cierra los ojos para conseguir una sensación "inmediata" placentera, como la que siente alguien sentado junto a una playa.
Además, en las salas de relajación y de yoga de España es cada vez más habitual encontrar este tipo de sistemas para conseguir que la mente "se evada" del estrés que genera el ritmo de vida actual, ya que según añade este amante de los sonidos, "el corazón es nuestro ritmo y exteriorizar su pulso nos alegra la vida y elimina tensiones incómodas". Una terapia, que por experiencia recomienda.
Piezas de museo
Los precios de este tipo de instrumentos pueden oscilar entre los siete euros de un bansuri auténtico de bambú de la India, hasta los 4.000, de elementos que incluso realizan por encargo los museos a esta empresa, como la elaboración de xilófonos religiosos de gran tamaño que fabrican maestros balineses y que tienen gran riqueza ornamental.
El interés por estos elementos artesanales cada vez es mayor, debido en parte a su originalidad y la leyenda que envuelve a muchos de ellos.
Rodríguez Pascual detalla que por ejemplo el digeridoo es uno de los instrumentos más antiguos del mundo y puede tener más 24.000 años. Para su fabricación influye en gran medida la acción de la naturaleza, ya que se trata de un gran tronco de madera de eucalipto que ha quedado hueco tras servir de alimento para las termitas. El aborigen tan solo lo termina y lo decora hasta convertirlo en un instrumento que le pone en contacto con sus seres míticos y los dioses que controlan la naturaleza. En la actualidad, algunas bandas de música lo incorporan en sus trabajos, como por ejemplo el grupo Jamiroquai.
Por su parte, el cuenco tibetano es "aparentemente muy sencillo", pero sin embargo el originario de Nepal tiene una aleación de metales complejísima que es prácticamente imposible de realizar, por lo que Ritual Sound recopila los que ya forman parte de esta cultura y les devuelve una de sus funciones ancestrales, la de crear sonidos.
Estos cuencos se utilizaban también para comer, debido a que en la zona había escasez de madera, mientras que había cantidad de metales, de ahí que formara parte de las vajillas de todos los hogares y aún se encuentre en algunos de ellos como elemento decorativo. Su precio oscila entre los 45 y los 185 euros, dependiendo del modelo y cada vez es más frecuente el encontrar músicos que experimentan con su sonido, en distintos conciertos. Precisamente, Rodríguez Pascual es uno de los pocos especialistas en España que lo manejan y que cuenta con su propio grupo.