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Cabezón de Pisuerga

CABEZONDEPISUERGA

Cabezón de Pisuerga está situado a 12 kilómetros de Valladolid, en dirección noreste, siguiendo el río Pisuerga.

De la época romana se conservan restos de la villa de Santa Cruz en la que apareció abundante material arqueológico junto a un magnífico mosaico. Enclavado en un paraje dominado por el cerro o cabezo de Altamira y dividido en dos por el río Pisuerga, fue considerado ya desde muy antiguo como un lugar de gran importancia estratégica y defensiva.

Poseía un castillo medieval en lo alto del cerro, del que hoy sólo quedan algunos vestigios.

En 1556 Carlos V recaló en el pueblo para conocer a su nieto Carlos de Austria. También lo visitaron Felipe II y María Luisa Gabriela de Saboya, de cuyo paso queda constancia en un escudo e inscripción en una casa de la calle del río.

En el siglo XIX se desarrolla la batalla de Cabezón el 12 de junio de 1808 en los inicios de la Guerra de Independencia española, donde una milicia castellana de unos 5.000 hombres es derrotada por la caballería del General Lasalle, permitiendo la re-ocupación de la ciudad de Valladolid por las tropas napoleónicas.

A finales del siglo XX se produce un nuevo resurgimiento, estando en plena expansión económica, cultural y social. Supera los 1.900 habitantes. Ya en la segunda década del siglo XXI, su cercanía a la capital ha hecho que la población se duplique, acercándose a los 4.000 habitantes, siendo uno de los municipios más pujantes de toda la provincia.

El patrimonio artístico y natural de Cabezón merece una visita pausada: la ribera del Pisuerga, sus rutas naturales destacando "los Cortados", las bodegas subterráneas, las casas cueva, casas blasonadas, el museo Castiella, el Canal de Castilla, los cerros. Entre sus joyas se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio de la primera mitad del siglo XVI, con reformas del XVII y XVIII. En 1586 el maestro cántabro Juan de Nates, realiza las trazas de su ampliación junto con Alejandro de Lucas y Jerónimo Hermosa. De una sola nave, en su interior destacan los retablos de Ventura Ramos, del siglo XVIII, una talla de la Virgen del Manzano, del XIII, y el sepulcro gótico de Don Pedro Fernández Bravo. Majestuoso el órgano barroco del siglo XVIII, de Francisco Ortega Pérez.

El Puente es la seña de identidad de Cabezón. De origen romano, sustituido en la Edad Media por los cimientos del actual y reformado en el siglo XVII, está formado por cuatro ojos de perfil ojival sobre pilares redondos y los otros cinco de medio punto sobre pilares poligonales.

También destaca el monasterio de Santa María Palazuelos, fundado en el siglo XIII, pertenecía a la Orden del Císter. Reformado en el siglo XVI en la actualidad se está restaurando y dotando de numerosas actividades culturales. Atribuido al maestro cantero cántabro Juan de Nates.

Las fiestas más destacadas son las de Santa Águeda y San Blas, los días 3 y 5 de febrero, donde se efectúan los clásicos disfraces y las merendillas del santo. Las fiestas de San José Obrero en torno al 1 de mayo, con la tradicional procesión al santo, el Certamen de Danza Internacional organizado por el Grupo de Coros y Danzas Castiella, el Pingar del Mayo, verbenas, torneos deportivos, concursos, etc. Las fiestas mayores de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque en torno al 15 y 16 de agosto, con grandes verbenas y orquestas, desfile de peñas con disfraces y charangas, descenso del Pisuerga en balsa, procesiones tradicionales al son de la dulzaina y la caja, paella popular, gymkana tradicional de coches, fuegos artificiales, degustaciones gastronómicas, concursos, competiciones, diversos torneos deportivos alegran las calles de la localidad, etc. Por último y durante las Navidades se representa el Belén viviente, declarado de Interés Turístico Regional, celebrado desde 1978. Es un belén único en la provincia, que hoy en día se realiza en el Parque Temático localizado en la falda del cerro de Altamira, situado en un paraje natural inigualable. En él, la arquitectura típica del pueblo castellano cobra relevancia. Los ambientes castellano, hebreo y romano se combinan perfectamente, en un relato bíblico desde la Anunciación hasta la huida a Egipto, pasando por el nacimiento, la adoración de los pastores y la llegada de los Reyes Magos. Destaca la gran actividad y el increíble realismo de los oficios y costumbres. 

Gastronómicamente es un pueblo con bastante tradición. Para empezar con un buen lechazo, acompañado de un vino de la tierra como los Cigales, pan del pueblo y con unas deliciosas pastas artesanas locales.