Diana González realiza esta función en el Centro de Salud de Renedo de Esgueva, en Valladolid. Cada día hace 50 llamadas telefónicas a los contactos estrechos de los pacientes positivos. La mayoría de los 'rastreados' se ofrecen a colaborar y cumple con las normas, pero también hay personas negligentes. Cuando en el rastreo detectan que una persona miente, se notifica a las autoridades y se les propone para sanción por saltarse el asilamiento o la cuarentena.

Ahora mismo, en toda la comunidad, la labor de rastreo sigue siendo esencial, como cortafuegos, tanto en el medio rural como en el urbano. Su trabajo es complejo, sobre todo en casos donde el positivo ha mantenido muchos contactos estrechos.