La compañía vallisoletana Azar Teatro estrenará este sábado, 21 de agosto, a partir de las 22.30 horas, 'Inquilinos', su nuevo montaje. La representación se incluye dentro de la programación de la 14ª edición del Festival de Teatro Alternativo (Fetal) de Urones de Castroponce, que se celebra en la localidad vallisoletana hasta el próximo 29 de agosto.
'Inquilinos' describe la situación que afrontan cuatro habitantes de un viejo edificio de renta antigua tras la muerte de su casera, condenados al desahucio de sus viviendas ante el inminente derribo de inmueble. Se trata de vecinos singulares, solitarios, cómicos, casi marginales, que deben enfrentar un destino común en un entorno despiadado.
Según apuntan desde la compañía, 'Inquilinos' es una propuesta teatral que, con inequívoco aire de comedia, "retrata una parte de nuestra sociedad, en el fondo un retrato de nosotros mismos, que no se incluye en el estereotipo social". "El montaje presenta, en una especie de parábola moderna, a seres patéticos, divididos entre sus sueños y su realidad, confundidos entre sus deseos y sus frustraciones, ansiosos por compartir pero protegidos en su incomunicación", añaden.
Ausencia de diálogo
La obra recurre a la ausencia de diálogo para instalar al espectador en una narración visual donde los espacios, los objetos y el movimiento o su defecto, se vuelven unos personajes más, con el mismo rango de protagonismo que los personajes de carne y hueso. La función se representará en el Teatro Corral de Anuncia y las entradas ya están a la venta, a un precio de 6 euros.
El montaje está dirigido por Javier Esteban, y cuenta con música de Manolo Gax, escenografía de David García e iluminación a cargo de Javier Martín. Los cuatro personajes centrales corren a cargo de Mercedes Asenjo (que encarna a la bibliotecaria), Manolo Gax (el portero), Francisco Mateo (el cantante calvo) e Isaac Bravo (el ilegal).
Cómo ya hicieran en su anterior propuesta sin palabras, titulada 'Solitos', Azar Teatro se aproxima de nuevo al cine para utilizar algunos de sus inverosímiles códigos de verosimilitud y aplicarlos a una puesta en escena teatral. "Se trata de códigos en los que el espectador está educado desde las salas de cine y los televisores de nuestras casas, códigos que los nuevos lenguajes audiovisuales reiteran y repiten con el mismo esquema e idénticos resultados que cuando se invento la fotografía en movimiento", aseguran.
"La narración tiene el ritmo de una película y los espacios se multiplican, en un mismo plano, para conducir al espectador a un universo espacial mucho más rico que el que estamos habituados a contemplar sobre el escenario", aseguran destacando las "paradojas entre lo real y lo irreal, lo verosímil y lo inverosímil" que también se reflejan en el espacio y la escenografía.