SEMANA SANTA

Zamora ofrece su silencio al Cristo de las Injurias

  • Más de 2.300 cofrades desfilaron desde la plaza de la Catedral cruzando el casco histórico

ICAL/Juanma de Saá

La alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, volvió a cumplir por segundo año consecutivo con el rito del juramento del silencio, con el que se inicia la procesión de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, que estrenó así de forma oficial el calificativo recientemente otorgado por la Corona Española para modificar para siempre la propia denominación de la hermandad.

Al acto, que se desarrolló en la plaza de la Catedral ante la presencia de miles de zamoranos y visitantes, acudieron el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo; la consejera de Administración Autonómica de la Junta, Isabel Alonso, y el eurodiputado Jaime Mayor Oreja, además del obispo de Zamora, Gregorio Martínez.

Ante una plaza plagada de capirotes de terciopelo rojo sobre túnicas de estameña color marfil, el tañer a muerto de las campanas y la melodía rasgada de un violonchelo dieron paso a las palabras de la alcaldesa ofreciendo al Cristo el silencio de los zamoranos.

En un juramento que combinó con sutileza la declamación teatral con versos sueltos en rima asonante y profusión de endecasílabos, Rosa Valdeón aludió con interrogantes sucesivos a algunas de las lacras que padece la sociedad actual. ¿Por qué convive la pobreza con un mundo de abundancia? ¿Por qué la sinrazón del terrorismo? ¿Por qué hasta las guerras son olvidadas? ¿Por qué mueren con violencia las mujeres?, se preguntó la alcaldesa. Valdeón finalizó con la esperada ofrenda al Cristo de las Injurias: Zamora se rinde a tus pies y acude a buscar tu consuelo. Buscando respuestas para poder oír tu voz, te damos nuestro silencio.

Tras ella, el obispo de Zamora rezó una oración en la que hizo referencia a una humanidad de Cristo que sobrecoge, recordando además que no se puede "enmudecer ante los condenados a muerte por el hambre, el sida, los campos de refugiados o las cárceles. El prelado también hizo referencia al aborto y al retorno a los valores cristianos.

Tras estas palabras introductorias, tomó juramento a los hermanos con palabras que se han convertido en una de las tradiciones más seguidas de la Semana Santa zamorana: Queridos hermanos de la Real Cofradía del Silencio: De rodillas ante la imagen del Santísimo Cristo de las Injurias, ¿juráis guardar silencio durante el recorrido de la procesión? Si lo guardáis, que Dios os lo recompense y, si no, que él por su misericordia os lo perdone.

Acto seguido, los más de 2.300 cofrades que forman parte de la hermandad comenzaron a desfilar desde la plaza de la Catedral, cruzando el casco histórico zamorano hasta llegar al centro de Zamora para dar la vuelta y dirigirse hacia la plaza de Santa María la Nueva, donde entregaron el Cristo a la Real Cofradía del Santo Entierro, y concluir así el desfile procesional.