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Película: London Boulevard.
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Dirección: William Monahan.
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Países: USA y Reino Unido.
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Año: 2010.
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Duración: 103 min.
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Género: Thriller.
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Interpretación: Colin Farrell (Mitchell), Keira Knightley (Charlotte), David Thewlis (Jordan), Ben Chaplin (Billy), Anna Friel (Briony), Ray Winstone (Gant), Eddie Marsan (Bailey).
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Guión: William Monahan; basado en la novela de Ken Bruen.
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Producción: Quentin Curtis, Tim Headington, Graham King y William Monahan.
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Música: Sergio Pizzorno.
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Fotografía: Chris Menges.
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Montaje: Dody Dorn y Robb Sullivan.
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Diseño de producción: Martin Childs.
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Vestuario: Odile Dicks-Mireaux.
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Distribuidora: Vértice Cine.
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Estreno en Reino Unido: 26 Noviembre 2010.
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Estreno en España: 11 Noviembre 2011.
SINOPSIS
Tras salir de la cárcel, Mitchel (Colin Farrell) intenta llevar una nueva vida alejado de la violenta fama que se ha ganado entre sus antiguos colegas de los bajos fondos de Londres. Casualmente, Mitchel entra en contacto con Charlotte (Keira Knightley), una estrella de cine que vive aislada ante el acoso de los paparazzis, y se convierte en su guardaespaldas, creándose un profundo lazo entre ellos. Pero el pasado de Mitchel vuelve a llamar a su puerta cuando un mafioso llamado Gant (Ray Winstone) pretende que Mitchel vuelva a lo que mejor sabe hacer…
CRÍTICA
"Me esperaba un libreto más completo, con una intriga a la altura del galardón que obtuvo William Monahan por la película "Infiltrados". El tema tratado no es nuevo, ni tampoco la forma en que fue abordado. Queda sin embargo un buen momento de cine, en particular por una interpretación sobria y ajustada, y por su realización impecable."
La redención del ser humano es delicada. En la Biblia se contemplaba, lo que siguió siendo el caso desde entonces: cinco milenios buscando la salvación del alma. Por tratarse de un tema archi abordado la originalidad es necesaria, así como la imaginación y el trabajo para darle matices nuevos. En la cinta no se ha conseguido, lo que se lamenta desde la butaca. Había soluciones que no fueron encontradas.
La película se rodó con pocos medios, lo que se nota bastante. Los decorados son sencillos, y las localizaciones banalizadas en exceso. Pasajes subterráneos con las paredes pintadas y la miseria de los desahuciados, jóvenes sin respeto ni principios, usando la fuerza hasta el asesinato por pasar simplemente un rato.
Nada nuevo, comentaba, como tampoco lo fueron las peleas, los disparos con silenciador ni el uso de una violencia a menudo gratuita. Incluso la historia de amor es insulsa, sin romanticismo ni poesía ni una buena música que nos remueva las tripas.
¿Lo mejor de todo? La soberbia interpretación de David Thewlis. Realiza una creación memorable con su sensibilidad que desborda la pantalla y apoca a un Colin Farrell excelente pero que se queda corto cuando aparecen juntos. David Thewlis utiliza su aparente cuelgue para desprenderse de su piel de drogata, cubriéndose con otra más intensa, generosa y, sobre todo, humana. De su oscuridad brilla esa luz del alma que alcanza al espectador y le conmueve.
Admiro a los actores ingleses por su profesionalidad y la seriedad de su trabajo. En la película es el caso en todos, aunque la simplicidad del guión les resta potencialidades. Una pena…
No he leído la novela de Ken Bruen en la que se basó Monahan para escribir su libreto, pero una vez más se cumple lo que vaticino sin hartarme: directores a dirigir. Romped ese lazo que os impulsa a querer hacerlo todo, adaptando a vuestra salsa obras de otros de las que vaciáis el mensaje.
Me gusta Colin Farrell. Es un actor generoso, irlandés como se debe. No cae en la trampa de la facilidad al abordar su torturado personaje. Su mirada limpia y pura enternece, dejando descolgada a la pobre Keira Knightley en varias escenas, y más descolgado aún al "villano" Gant (Ray Winstone), al que encontré inexpresivo en casi todas sus intervenciones. Es raro, tratándose de un actor de su calibre. Su caracterización es buena. Quizás faltó que le dirigieran, porque de talento va sobrado.
En fin, "London Boulevard" es una cinta agradable que busca y consigue la eficacia, pero sin trascender como podía haber sido.
He dicho.