Los delitos de odio cometidos a través de internet y redes sociales se extienden por la red. Crecieron un 23% en 2021. Lo más abundante: las amenazas, las injurias y los mensajes que incitan a la discriminación.

La línea roja entre la crítica y la ofensa se diluye en internet. Cualquier escenario es caldo de cultivo para el ataque verbal. El último: el concurso para elegir la canción que representará a España en Eurovisión. Varios artistas han reclamado que paren los mensajes de odio haciendo un mal uso de la libertad de expresión para no dañar a su salud mental.

El algoritmo de las redes sociales favorece los mensajes más radicales. El odio se expande sobre a través de internet, de las redes sociales y de los chats del teléfono móvil.

El límite a los mensajes de odio en redes sociales se pone a posterior. Se prohíben una vez retirados, cuando el daño ya está hecho.

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