La localidad salmantina de La Alberca, fiel a su tradición, ha bendecido al ‘marrano de San Antón’, un cerdo que durante más de seis meses andará suelto por las calles del municipio como un atractivo más y al que alimentan vecinos y visitantes para luego sortearlo con fines benéficos.
El alcalde de la localidad, Jesús Pascual, recordó que ésta es una tradición que se remonta a la Edad Media, ya que la sierra salmantina fue refugio de cristianos conversos y árabes judíos, para los que comer carne de cerdo estaba prohibido.
Para demostrar al Santo Oficio, que tenía una sede de la Santa Inquisición en el pueblo, de que su conversión era real hicieron suya una costumbre que se vivía en La Alberca y en todos los pueblos de la zona: la de criar cerdos en las casas y así disipar las dudas sobre su religión.
A estos nuevos cristianos conversos fue a quienes se les ocurrió la idea de criar un cerdo entre todos para luego destinar el dinero recaudado de la rifa a la iglesia. Pascual explicó que durante más de 500 años se ha seguido esta tradición por los vecinos del pueblo, aunque se interrumpió en una ocasión, al perderse el cerdo que se criaba ese año.
El animal inicia de esta manera su periplo por las calles del municipio y según calculan llegará a pesar cerca de 150 kilos, gracias a la generosidad de quienes quieren alimentarlo.Para esta cita, las calles aledañas a la iglesia del pueblo se convirtieron en testigos de los oficios que han hecho famosa a la Alberca, como sus turrones o la orfebrería.
Con pequeños puestos en las calles, se muestra a los turistas cómo se afilaban los cuchillos, la calidad de la miel y las almendras garrapiñadas o los bordados serranos en paños y ropa. Además, no faltaron los bailes tradicionales, así como los trajes típicos serranos con los sayos y agalejos cuidadosamente bordados.