En poco más de una semana, el entrenador vallisoletano Dani Gordo ha pasado de disputar un partido de la Liga de Campeones de balonmano ante el Pick Szeged de Juan Carlos Pastor a hacer las maletas de manera precipitada para regresar a España.

Desde el pasado verano, Gordo se encontraba al frente del BGK Meshkov Brest, un equipo bielorruso afincado en una localidad a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania. Un mensaje de la embajada española en el país le obligó a tomar la decisión de abandonar el país "apenado por tener que dejar un proyecto deportivo ilusionante".

A comienzos de esta semana, Gordo comenzó su viaje hacia Varsovia (Polonia) donde se encontró imágenes que resumían la tensión que se vive en esa zona de Europa. "El aeropuerto estaba abarrotado y los precios de los vuelos se habían disparado. Coincidimos en el pasaje con muchos ucranianos, aunque entre los propios polacos hay muchos que se están planteando abandonar el país por lo que pueda suceder", asegura.

Él ha recuperado la tranquilidad, pero otros miembros de su equipo no pueden decir lo mismo. De hecho, apunta que alguno de sus jugadores "ahora mismo se encuentran alistados en la milicia bielorrusa". Gordo tiene contrato en vigor y se encontraba en plena planificación de la próxima temporada. Por ese motivo, mantiene la esperanza de poder regresar en los próximos meses: "Yo solo espero y deseo poder volver a Brest porque eso significará que toda esta barbarie ha terminado y eso para mí es lo más importante". Su situación muestra cómo el terror de la guerra también golpea con dureza al deporte.

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