Con la baja de última hora de su base Eric Sánchez llegó al encuentro un Melilla Baloncesto obsesionado con la posibilidad de romper su racha negativa ante un rival al que habían sorprendido ya en la primera vuelta. Un reto realmente complicado ante un Quesos Cerrato que no pudo contar, una semana más, con la dupla exterior compuesta por Guille Justo y Jon Cortaberría. Un condicionante que pesó especialmente en el tramo final del primer periodo cuando, con los locales ligeramente por delante, llegó el momento de tirar de las primeras rotaciones. El acierto anotador de Xavi Forcada y Urko Otegui permitió a los palentino mantenerse por delante en un electrónico en el que llegaron a contar con una renta de 9 puntos al comienzo de un segundo acto que espoleó a los de Alejandro Alcoba. La reacción melillense llevó a Lezkano a solicitar dos tiempos muertos consecutivos ante la igualada y posterior remontada de un rival que logró meterse de nuevo en partido al descanso (31-31).
Según informa la FEB, tras el paso por vestuarios, Melilla Baloncesto comenzó a buscar a Devin Wright en posiciones cercanas al aro para asumir de nuevo pequeñas rentas con las que meter el miedo en el cuerpo a su rival. La magnífica dirección de Quique Garrido en el regreso del base a la que fuera su casa sirvió para mantener intacta la ilusión de un Melilla que se vio en serios problemas a la hora de frenar a un inspirado Quinn McDowell en el perímetro. Tal fue su acierto que para él fue la jugada de pizarra con la que Natxo Lezkano buscó la prórroga a 3 segundos del final y con los suyos tres abajo tras el fallo bajo el aro del capitán que pudo haber entregado la prórroga a su equipo. Pero por segunda jugada consecutiva el balón no entró impidiendo que los palentinos rompieran su racha negativa que se extiende ya hasta las tres derrotas consecutivas (59-62).
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