Viktoria quería probarse sujetadores en una tienda de lencería, pero la depedienta no se lo permitió. Argumentaba que no podía dejarla por política de empresa: los hombres supuestamente no podían acceder al probador femenino. A pesar de que Viktoria le enseñó el DNI, la trabajadora siguió dirigiendose hacia ella como si fuera un hombre.

"En un estado de ansiedad cogí una estanteria y la tiré. Me empieza a zarandear, incluso hay vídeo de ello, y yo en el zarandeo la golpeó para quitármela de encima, en un movimiento completamente reflejo de una persona que te agarra sin mediar palabra", declara Viktoria que está acusada de un delito de lesiones y la dependienta de la tienda a un delito de odio. Nunca antes había vivido una una situación como ésta. 

Desde las asociaciones del colectivo trans reclaman una ley a nivel nacional que tipifique este tipo de discriminaciones. Nos lo cuenta la presidenta de ATCRainbow. Se quejan de que Castilla y León es una de las pocas comunidades que a día de hoy sigue sin contar una ley LGTBI.