SOCIEDAD

Preocupa el aumento de la violencia ejercida de los hijos hacia sus padres

  • La Memoria de la Fiscalía General del Estado desvela que en el 2019 se contabilizaron más de 5.000 asuntos judiciales de este tipo.

  • Conocemos la historia de una pareja que sufre violencia filio parental por parte de su hijo de 11 años.

Es un problema que cada vez afecta más familias. La violencia de hijos a padres sigue aumentando. En 2018 fueron más de 4.800 los expedientes a menores por violencia en el ámbito familiar, una cifra que superó los 5.000 un año más tarde, según la Memoria de la Fiscalía General del Estado. Pero estos datos solo son la punta del iceberg. Se estima que solo se denuncia el 15% de los casos de violencia de menores hacia sus padres

Conocemos el caso de una pareja que sufre esta situación. Su hijo tiene 11 años, desde muy pequeño viven con él en un constante desafío: "A raíz del nacimiento de una hermana vivía con muchísimos celos, se encerraba en sí mismo en su habitación y  con 3 años nos montaba una rabieta tras rabieta todos los días", nos cuenta el padre. Con el paso de los años, la agresividad lejos de cesar se transformó en violencia física, verbal y psicológica lo que les llevó a un laberinto emocional de sentimientos encontrados: "La sensación de decir no quiero a mi hijo, no quiero vivir con él y la peor ha sido el miedo a pensar en qué va a suceder cada día porque esto va in crescendo".

La situación se volvió insostenible en el confinamiento. Tomaron la decisión de internar a su hijo en un colegio. Desde entonces acuden a terapia a la  Fundación Aldaba: "Planteamos el problema de la violencia de hijos a padres como un problema que tienen dentro de la familia en la cual están todos participando", declara José Aldudo, terapeuta del Programa Eirene.

El requisito para participar en este programa es que los padres se comprometan a responder sin violencia a los enfrentamientos y provocaciones de  los menores. Con ellos trabajan en la búsqueda de autoridad, respeto y presencia. 
Ellos ya empiezan a ver la luz, pero son conscientes de que todavía queda un difícil camino por recorrer.