Para estrenar un móvil ya no hace falta comprarlo. Cada vez está más de moda la opción del renting. Pagar una cuota al mes por un terminal, que se alquila, y que se devuelve o  se cambia por otro nuevo cuando el cliente desee.

La tecnología avanza rápido y estar a la última es el deseo de muchos, pero los precios de los terminales más golosos son prohibitivos para muchos bolsillos. El servicio de alquiler está pensado para una gama alta: no es lo mismo el desembolso de 1000 euros que el de 200.

El móvil no es propiedad de quien lo alquila, pero sí está cubierto con un seguro ante posibles desperfectos como roturas o robos.

Según los cálculos del sector, hasta un 30% de los clientes que se acercan a una tienda se decantan ya por el renting, que no ha dejado de crecer en los últimos dos años.

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