Juanma García / Rtvcyl.es
Son días de heladas traicioneras. Esta noche pasada podría haber dañado muchas cosechas en Castilla y León. Los nuevos brotes en las cepas, por ejemplo, son el quebradero de cabeza de muchos viticultores. La bodega Abadía Retuerta, en vez de pagar un seguro, utiliza sistemas para combatir que sus viñas se congelen.
17 molinos de viento se reparten a lo ancho de sus 204 hectáreas. Esta noche han tenido que ponerlos en marcha. Las cepas han estado a menos 2 grados. Un sistema de medición de viento y temperaturas continuado y diario hizo que ayer saltaran las alarmas. Unos funcionan con gasóleo, otros con gas.
Es un coste elevado, pero lo que más encarecería sería perder la uva. Es su política, recoger siempre el fruto. Lo que sí podría temerse es un fuerte pedrisco, pero contra eso no se puede luchar. Por eso, en previsión de que el mercurio baje por la noche de los cero grados, utilizan sistemas que les asegure el bienestar de sus viñas.
Los molinos remueven el aire de la atmósfera, de tal modo que las capas frías asciendan, y las calientes se situén por debajo. Otra alternativa, con la que llevan experimentando 3 años, es la vaporización de agua.
Por la noche un sistema de riego por vaporización hace que el agua se congele a cero grados justo encima de las yemas. Esto hace que las proteja y que no penetre el hielo en ellas. Una vez que el sol sale con fuerza a la mañana siguiente, se desconecta y los pánpamos habrán resistido así la fuerte helada.
Bastaría no utilizarlo un día que helase para desconfiar en una producción de calidad. Al menos quedan las yemas más tardías, que aunque a destiempo, brotarían a partir de ahora.