San Salvador de Cantamuda es capital del municipio de La Pernía, compuesto por 12 pedanías y en él se haya el ayuntamiento central.
Tras el nombre de esta localidad se esconde una leyenda que aúna ficción, historia y arquitectura y cuyo escenario se da en la imponente Peña Tremaya, donde se cuenta que había un castillo en el que vivían el conde Nuño y su mujer Elvira.
Movido por los celos el conde quiso deshacerse de su mujer en una noche de tormenta, enviándola por lo más escarpado de la peña con una mula coja, vieja y falsa y guiada por una criada muda, con el fin de que se despeñaran durante el trayecto.
Pero los celos de Nuño no estaban basados en hechos y quiso la providencia que Doña Elvira llegara hasta el puente de la localidad de San Salvador en aquel entonces llamado de Tremaya, momento en el cual la muda comenzó a cantar dando gracias al Salvador por haberlas protegido y narrando la injusticia cometida por el conde.
Las noticias llegaron a oidos del conde que viendo el milagro ocurrido bajó al pueblo para pedirle perdón a su mujer.
Dicen que con el fin de obtener su perdón fundó una ermita en Lebanza en honor a Nuestra Señora de la Alabanza, que con el tiempo y varias reformas se convertiría en la Abadía de Lebanza y la primera iglesia en honor al Salvador, en San Salvador de Cantamuda. Que trocó su nombre de San Salvador de Tremaya por el de San Salvador de Cantamuda, por este hecho insólito.
El templo actual en honor a San Salvador corresponde a una época posterior a esta leyenda ya que la leyenda se ubica en el s.X y este edificio data del s. XII.
Lo mismo ocurre con el puente medieval, datado en el s.XIII.
Del exterior de la iglesia destaca su imponente espadaña, que se ha ganado el nombre de "la más bella espadaña del románico español"
En su interior, los capiteles de sus columnas se hayan bellamente decorados con motivos vegetales y animales, al igual que la mesa del altar, sostenida por siete columnillas y tallada en piedra con gran labor.
Continuando hacia el interior del casco urbano hayaremos el rollo jurisdiccional del s.XVI en mitad de la plaza del Ayuntamiento.
Este rollo se colocaba en aquellas localidades que por su grandeza obtenían el título de villas y servía para demostrar el poder que regía en cada villa, en este caso hayamos en lo alto del rollo el escudo del obispo Don Luis Cabeza de Vaca, al cuál se le concedió poder jurídico y criminal sobre el condado de Pernía.
También sirvió este rollo de picota y humilladero, prueba de ello son las argollas que posee.
A lo largo del pueblo encontraremos varias casas con blasones que nos demuestran el pasado noble de esta localidad.
Es de los pocos pueblos de montaña que a día de hoy mantiene la tradición de celebrar ferias ganaderas, de ganado vacuno y equino, base de la economía de la zona.