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Vida y amores de Marilyn Monroe

Ángeles Villacastín nos habla de la actriz, que este 2021 cumpliría 95 años

Castilla y León Televisión

Todos conocemos a Marilyn Monroe como estrella. Lo tenía todo: la fama, la belleza, la sensualidad, el talento y también el favor del público, pero le faltó lo más importante, la felicidad. Y también el amor de un compañero que amara a la mujer y no a la fantasía.

No tuvo una infancia normal ni feliz. Sus padres no se hicieron cargo de ella, así que tuvo que vivir con varias familias de acogida. La situación hizo que decidiese casarse con tan solo 16 años, con James Dougherty, el hijo de unos vecinos. El matrimonio duró poco y se marchó a Hollywood a probar suerte, quería ser actriz.

Su primer contrato con 21st Century Fox rezaba que debía cobrar 125 dólares a la semana durante seis meses, como extra en distintos rodajes. Fue el inicio de su carrera. Después llegó la historia. A los ojos del público no podía ser más dichosa y deseada. Por dentro seguía siendo esa niña abandonada que buscaba no solo el favor de la gente, sino también el amor.

Se casó por segunda vez. Esta vez con un hombre casi tan famoso como ella, Joe DiMaggio, uno de los jugadores de beisbol más poderoso de todos los tiempos. El héroe americano intentó salvar a la joven actriz traumatizada, pero no fue suficiente. El ego del jugador era más grande que el amor que profesaba a su esposa, que en ese momento era la mujer más célebre del planeta. No pudo con la presión.

Monroe volvió a estar soltera y protagonizó momentos que nadie podrá olvidar. El público estaba sediento de su voluptuosa imagen, pero había problemas. Durante los rodajes las inseguridades y su falta constante de puntualidad desesperaban a los equipos. Eran momentos de tensión. Ella quería hacerlo bien, aunque su actitud no era la correcta. Además, a pesar de ser la estrella más taquillera no era tan bien pagada como nos podíamos imaginar. Luchó por un mejor salario y por salir de Hollywood, que solo la quería como una rubia tonta excesivamente sexual. La prensa la crucificó.

De pronto llegó su amor más esperado, Arthur Miller, escritor. Su tercer y último marido. Para él fue un torbellino de luz, pero no dejaba que Marilyn brillase intelectualmente. Y eso que a ella le encantaba leer y, sobre todo, escribir. Pero Arthur era tan perfecto que ella se sentía menos y así empezaron las adicciones, se agudizaron las inseguridades y llegó el declive. Tuvo dos abortos y se vio abandonada y poco apoyada por su marido. Así que todo terminó.

Marilyn Monroe fue hallada inconsciente en el dormitorio de su casa de California rodeada de barbitúricos, pero todos la recordamos llena de vida y esperanza, porque su legado es el de una mujer que, aunque por dentro estaba rota, siempre quiso ser feliz.