Los Tesoros del Agua

Tratamientos contra el reuma y buen beber en la ruta del vino verde de Portugal

Nos dejamos arrastrar por el río Támega, afluente del Duero, para saborear entre las localidades de Peso da Régua y Amarante las peculiaridades de este vino que está de moda.

Maria y Dani disfrutan de unas horas en el balneario - rtvcyl.es

 

 

 

 

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Lo primero que descubres cuando te sientas a degustar un vino verde de Portugal es que no es verde. ¡Sorpresa! El nombre de este vino portugués, típico de los valles de la ribera sur del río Miño, alude a los verdosos campos de su origen y a su tradicional cosecha temprana, pero nada tiene que ver con el color de sus caldos que se dividen en blanco, tinto y rosado.

El vino verde es un vino joven, tanto, que los primeros de la temporada aparecen apenas tres meses después de la vendimia, que se produce entre finales de septiembre y principios de octubre.

En la última etapa de nuestra aventura, antes de llegara la ciudad de Oporto, nuestro compañero Dani nos llevó a pasear por los viñedos entre las localidades de Peso da Régua y Amarante, donde los pequeños productores cultivan las 100.000 cepas de las que nace este vino fresco, con tintes ácidos y ligeramente espumoso.

 

Las variedades más utilizadas para vinos blancos son las de albariño, loureira, arinto, aveso y treixadura. Para los tintos se utiliza fundamentalmente el vinhão, y para los rosados, el espadeiro.

 

Un vino, nueve rutas

No existe una única ruta del vino verde. La producción de este vino se extiende por los valles de los ríos de la región desde el valle del Cambra, al sur del río Duero, hasta las lindes con el río Miño, que también forma frontera natural con España. Nosotros decidimos degustar los vinos verdes de la subregión de Amarante, por ser la más cercana al cauce del río Duero, pero la Denominación de Origen Controlada del vino verde establece otras ocho: Ave, Baião, Basto, Cávado, Lima, Monção, Paiva, Sousa.

 

La tradición decretaba que las viñas de esta denominación de origen debían establecerse en pérgola o a lo largo de los árboles para aprovechar el poco espacio disponible para otros productos. Aún hoy algunos productores siguen la norma, pero la mayor parte la han abandonado en busca de una mejor exposición al sol de las uvas.  

 

Las primeras referencias a ese vino datan de los años 91-51 antes de Cristo. Cuentan que fueron los antiguos pobladores de estas tierras por influencia fenicia los que se dieron cuenta de su posición privilegiada: suelos de pizarra y granito descompuesto, brisa costera del océano Atlántico y la altitud de las montañas del Alto Douro. Una combinación muy particular que dio lugar a un vino singular.

Otra de sus principales características reside en los diferentes procesos de fermentación que se siguen en las diversas variedades. Para los vinos blancos se aplica el método bica abierta o sin pieles y, para los tintos, el curtimenta, con piel incluida. En las bodegas más tradicionales potencian la 'aguja' de estos vinos practicando una fermentación maloláctica en la propia botella y haciendo que se desprenda el gas carbónico natural.

 

 

Después de probar todas las variedades, incluido el aguardiente de vino verde, nosotros nos quedamos con los blancos semisecos y afrutados. Dicen que tienen menos 'chispa' que los espumosos, pero bastante 'achispados' terminaron María y Dani tras nuestra visita.

 

Las aguas calientes del Douro

Nos subimos de nuevo en el todoterreno para seguir haciendo kilómetros y, por la carretera nacional 222, llegamos al Balneario Termal Caldas de Aregos ubicado en el municipio de Resende. Su origen es pre-romano y sus aguas calientes, procedentes del Duero-Douro, son reconocidas internacionalmente por su valor medicinal. En el siglo XII, la Reina Doña Mafalda creó un albergue para curar diversas enfermedades relacionadas con la piel, con el reuma y con la respiración.

De aquella iniciativa nació la explotación de estas aguas a las que se les atribuyen beneficios para cuerpo y mente. Actualmente, sus tratamientos de medicina termal están destinados a enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas como la artritis reumatoide, la espondilosis, la tendinitis, la bursitis, patologías inflamatorias articulares, la fibromialgia, etc… así como a tratamientos dermatológicos. La aplicación de todas sus técnicas requiere de prescripción médica previa ya sea externa o por los médicos del centro, que realizarán un diagnóstico clínico.

 

Nosotros disfrutamos de su piscina termal durante unas horas, se nos hizo corto pero sin duda fue uno de los momentos más relajantes y reparadores de todo el viaje. Además, a la salida, pudimos visitar la Capilla de Santa María Magdalena de Aregos, hoy llamada Santa Luzia, mandada construir junto con el albergue.

Apenas a unos kilómetros de nuestro destino final tuvimos que improvisar. Ya veréis, ya, en Los Tesoros del Agua lo que tuvimos que hacer para llegar a Oporto.