"Días de levantarme a las 4 de la mañana y decirle bueno haz el favor de irte ya a la cama, déjalo ya". Son las palabras de una madre que ha visto como los videojuegos se convirtieron en una droga para su hijo. "Nunca le apetecía comer, no cenaba, él era feliz jugando", añade.
Esta madre nos cuenta que la adicción de su hijo empezó hace varios años cuando sufrió bullying y dejo de salir a la calle y se enganchó a la pantalla del ordenador. Desde el fin del confinamiento en centros como AJUPAREVA, han detectado un incremento de menores adictos a los videojuegos. A falta de una estadística oficial, consideran que esto solo es la punta del iceberg. "Está muy normalizado incluso el abuso del videojuego que tu hijo se pase 5 o 6 horas jugando. Es algo normal", señala Sandra Cuevas, psicóloga sanitaria de la asociación.
El aislamiento, la agresividad y las mentiras recurrentes son algunas de las señales que alertan que, tras largas horas de encierro en la habitación, puede esconderse una adicción.